Las pacientes embarazadas con migraña tenían un riesgo significativamente mayor de diagnóstico gestacional de diabetes, hiperlipidemia y coágulos sanguíneos. Durante el parto, las mujeres que padecen migrañas tuvieron mayores tasas de anestesia epidural, pero no tuvieron mayor riesgo de partos asistidos. 

La investigación realizada en Israel, analizó los embarazos de 145.102 mujeres entre 2014-2020 (primer embarazo en el periodo por mujer). Los investigadores investigaron el modo del parto, las complicaciones médicas y obstétricas en cada trimestre y el uso de medicamentos a lo largo del embarazo. 

El autor principal del estudio, Nirit Lev, jefe del departamento de Neurología del Centro Médico Meir e investigador principal de la Facultad de Medicina Sackler de la Universidad de Tel Aviv, en Israel, explica que el estudio "confirma que las mujeres que padecen migraña tienen un mayor riesgo de sufrir una serie de complicaciones médicas y obstétricas. Por ello, se nos recomienda que estas mujeres se clasifiquen como embarazos de 'alto riesgo' y, por tanto, sean tratadas según un protocolo de alto riesgo".

Durante los embarazos de alto riesgo, es necesario un seguimiento y cuidados especiales durante todo el embarazo. Los factores existentes que contribuyen a un embarazo de alto riesgo son la edad materna avanzada, las mujeres que llevan más de un bebé y si surgieron complicaciones durante un embarazo anterior. Los problemas de salud existentes, como la diabetes, la epilepsia y la presión arterial alta, también hacen que las mujeres se sometan al protocolo de alto riesgo.

"También se descubrió que las migrañosas tienen un mayor riesgo de desarrollar depresión durante el embarazo y después del parto --explica el profesor Lev--, por lo que también se les debe ofrecer una consulta neurológica durante el embarazo y un apoyo de seguimiento adecuado después del parto".

Las migrañas se caracterizan principalmente por un intenso dolor de cabeza localizado en un lado de la cabeza, con otros síntomas como náuseas, vómitos y mayor sensibilidad a la luz.

El dolor experimentado durante una migraña suele empeorar con el movimiento o la actividad, lo que la convierte en un trastorno extremadamente debilitante.

Investigaciones recientes también han descubierto que la migraña es tres veces más frecuente en las mujeres que en los hombres, y que los cambios hormonales relacionados con la menstruación, la menopausia y el parto provocan un empeoramiento de la actividad migrañosa.