Tras llevar a cabo los análisis y comparar los genomas de los tres tipos de mosquitos, el equipo descubrió que aquellos que no estaban afectados por el insecticida tenían mutaciones en un gen de un canal de sodio celular llamado VGSC.  En menor medida, estos mosquitos también presentaban mutaciones en los genes de desintoxicación y en los genes de la proteína de la cutícula. La cutícula constituye el duro caparazón de los insectos y puede frenar la entrada del pesticidas en su organismo. Los hallazgos de este estudio contribuirán a comprender mejor las mutaciones relacionadas con la resistencia de los mosquitos que causan la fiebre amarilla en esta zona de México. Así, estos datos podrían ayudar a los científicos a entender cómo ha evolucionado dicha resistencia para adoptar nuevos mecanismos de control de las poblaciones de insectos.