La Salud que Viene

Julio Lorca

Director de Desarrollo de Salud Digital en DKV

Mi agente personal de salud

Hay muchos factores que influyen en la salud más allá de la atención médica. La suma de nuevas técnicas al conocimiento tradicional cristaliza en la llamada ‘Medicina de Estilo de Vida’

La salud digital será una parte esencial del modelo en el que se apoyarán los nuevos médicos.

La salud digital será una parte esencial del modelo en el que se apoyarán los nuevos médicos. / Archivo

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Ya hemos hablado en anteriores ocasiones sobre la forma en que históricamente se han venido distribuyendo las inversiones en salud y teniendo en cuenta que, tal y como demostró Marc Lalonde en su día,  la atención sanitaria  es la que más dinero recibe, no es la que en mayor medida contribuye a la disminución de la mortalidad. Hay otros factores como la  genética, la influencia del medio y los estilos de vida a los que no se les ha prestado históricamente mucha atención. Y aunque esto parece estar cambiando, (medicina de precisión o modelos de ciudades saludables) es el último de los factores citados el que parece menos accesible. Si observamos la tendencia creciente en Obesidad, o de la diabetes tipo II, queda todo dicho.

La mayoría de las estrategias diseñadas hasta la fecha, para abordar estas otras “pandemias” han fracasado. Incluso los esfuerzos desplegados desde la atención primaria, con sus planes de prevención y promoción de la salud, parecen resultar inútiles.

Veamos las razones. En una serie de encuestas sobre estilos de vida saludable, realizadas a los habitantes de tres ciudades tan importantes y diversas como Nueva York, Múnich y Nueva Delhi, los ciudadanos afirmaron disponer de suficiente información sobre el problema planteado y tener consciencia de los riesgos que asumían al no mantener un estilo de vida suficientemente saludable; sin embargo, sus intentos resultaban reiteradamente fallidos al cabo de un tiempo. El 80% declaró que “habían encontrado al menos una limitación importante para conseguirlo”. Un 75% describió esa limitación como “algo” que les impedía ejecutar el cambio propuesto y aceptado; una especie de barrera invisible o fantasma” que los llevaba a fracasar una y otra vez. ¿En qué consiste esa barrera “intangible” aparentemente insalvable? Responder a estas preguntas probablemente requiera remontarnos al origen de nuestra especie, momento en el que comenzó a evolucionar muy lentamente nuestro cerebro.

Biológicamente, los cambios sociales de los últimos 10.000 años le han influido muy poco. En él parece existir un mundo inconsciente que mantiene sus propias reglas, alejadas de nuestro control racional. Si había un alimento en exceso, había que aprovecharlo, pues al día siguiente igual no teníamos esa suerte. Por tanto, detrás de este fenómeno, que sólo hoy comenzamos a entender, subyace un desajuste entre elementos ancestrales evolutivos consolidados y la forma de vida moderna. Es lo que hemos bautizado como disonancia adaptativa. Hace pocas semanas se ha lanzado la versión en castellano del libro del profesor de Stanford B.J. Fogg, con el nombre de Hábitos mínimos. Y parece que ahí se muestra el mejor camino para abordar el problema, tal y como afirma mi colega y amigo Manuel Armayones, investigador del eHealth center y director de la catedra COCEMFE-UOC para la Autonomía Personal y Salud Digital: “tenemos que buscar un momento, una señal en el día y "sembrar" nuestro hábito de andar 30 segundos... Él (Fogg) propone utilizar con nosotros mismos la siguiente fórmula: "Después de... entonces haré..."

En la práctica resulta que, si tenemos una motivación, una capacidad (andar) y un activador (por ejemplo, asociar un hecho simple como cada vez que voy al baño, al acabar, hago tres sentadillas…) podemos comenzar a utilizar circuitos ya creados y asociarlos a la nueva finalidad buscada. Y si para ello recurrimos al arsenal de nuevos dispositivos o apps, podremos diseñar nuevas estrategias de intervención que parecen prometedoras. A eso dedicaremos parte nuestros esfuerzos en el DKV InnoLab. Allí combinaremos estas nuevas técnicas con el conocimiento médico tradicional en lo que se comienza a llamar Medicina de Estilo de Vida. (Ver American College of Lifestyle Medicine): “no es una práctica diferente a la medicina convencional, sino que en realidad es la base de la misma”. El ACLM la define como "la práctica basada en la evidencia de ayudar a individuos y familias a adoptar y mantener comportamientos saludables que afectan a la salud y a la calidad de vida". Bajo su manto se reúnen hoy cientos de especialistas y organizaciones de todo el mundo en la llamada Lifestyle Medicine Global Alliance. Proponen aglutinar, para cada persona, la información disponible sobre todas las variables que pueden influir en el problema abordado, por lo que la salud digital será una parte esencial del modelo en el que se apoyarán los nuevos médicos que actuarán como agentes personales de Salud Digital y bienestar.

En LSQV existirá un nuevo tipo de profesional médico, especializado en el manejo de tecnologías emergentes y que actuará como agente personal de salud para cada ciudadano, asesorándole sobre las mejores soluciones disponibles en cada momento (presenciales o virtuales) y ayudándole a tomar las decisiones cotidianas que más le convengan, en favor de su calidad de vida.

 

 

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