El poder de las mascarillas

Estados Unidos ya está planteando una relajación en la obligatoriedad

Acabamos de conocer la propuesta que se ha hecho en el ámbito de la Comisión de Salud Pública para la planificación del próximo curso escolar y universitario que contempla la vuelta a la presencialidad en la educación universitaria. Entre otras cuestiones, se apunta a la necesidad de seguir usando mascarillas en el interior de los recintos educativos.

El uso de mascarillas ha sido y sigue siendo un eficaz instrumento preventivo entre las diferentes medidas adoptadas para hacer frente a la pandemia Covid-19 aún cuando se ha asistido a diferentes posicionamientos técnicos respecto a su utilidad.

Estamos en un momento enormemente interesante en la gestión de la pandemia en el que uno de los elementos característicos es el que se refiere al importante avance del proceso de vacunación que comienza a ofrecer resultados tangibles en la disminución de la morbilidad y la mortalidad entre aquellos grupos poblacionales más vulnerables.

En efecto, la población de mayor edad y en especial el grupo de personas institucionalizadas en residencias, dispone ya de unos altos niveles de cobertura inmunitaria que permite comprobar la alta eficacia en la protección deseada a través de las vacunas.

Incluso podemos comprobar en Reino Unido o Israel como la protección inmunitaria conseguida mediante sus amplios niveles de cobertura del programa de vacunación abre espacios para ir pensando en una nueva normalidad en la que se plantean relajar algunas de las medidas preventivas y, entre ellas, no tener que usar la mascarilla de manera obligatoria bien en el exterior y al aire libre, bien en espacios cerrados como las residencias donde el 100% de los convivientes estén vacunados y dispongan de inmunidad.

En Estados Unidos también se está planteando, a través del Centro de Control de Enfermedades, implantar ya una cierta relajación en la obligación de tener que utilizar mascarillas también en el ámbito de el exterior de los locales comerciales restaurantes y otro tipo de establecimientos.

En situaciones de incidencia alta en enfermedades respiratorias estacionales como la gripe, se debería recomendar su uso

Pensar en la relajación del uso de mascarillas conviene hacerlo sólo en circunstancias en las que la incidencia de la Covid-19 sea muy baja y, además, la tasa de vacunación sea muy alta; así que es importante considerar que el uso de la mascarilla obligatoriamente implantado en la práctica totalidad de los países nos abre una oportunidad de futuro en la medida en que un altísimo porcentaje de población conoce de su utilidad para proteger de contagios en enfermedades respiratorias que se transmiten por vía aérea.

Haber adquirido el hábito de la utilización de las mascarillas de manera cotidiana nos permite plantearnos que una vez superada la pandemia, cosa para la que aún nos queda bastante tiempo, seguir usando el poder preventivo de las mascarillas planteando la obligatoriedad de su utilización por parte de los profesionales sanitarios en los centros sanitarios y por parte de los profesionales sociosanitarios que atienden a personas institucionalizadas. También debería plantearse la obligatoriedad de su uso por parte de los ciudadanos y pacientes cuando visitamos esos centros.

Y, por supuesto, en situaciones de incidencia alta en enfermedades respiratorias estacionales como la gripe, se debería recomendar el uso de las mascarillas ya que también nos permitiría aprovechar el poder preventivo de las mascarillas para mitigar el impacto en morbilidad y mortalidad.

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