Bajo Palio

Oliveros también se viste de luto

  • Si el lunes, el barrio arropó con bulla y júbilo a la Hermandad de Pasión, el viernes sus vecinos se llenaron de recogimiento y austeridad para ver a la Cofradía de la Caridad

El imponente misterio de la Caridad saliendo del templo de Santa Teresa con un barrio expectante El imponente misterio de la Caridad saliendo del templo de Santa Teresa con un barrio expectante

El imponente misterio de la Caridad saliendo del templo de Santa Teresa con un barrio expectante / Rafael González (Almería)

El lunes veíamos a un barrio de Oliveros totalmente entregado a su Hermandad de Pasión, la cual va camino de sus bodas de plata en este enclave almeriense. Este viernes, como ocurre en otras parroquias como San Pedro (Santa Cena y Santo Sepulcro) o San Ildefonso (Perdón y Macarena), el barrio se llenó de recogimiento, austeridad y silencio para ver a su otra hermandad, la de la Caridad.

Con algo de retraso respecto a la hora prevista de salida, debido a los Oficios del Viernes Santo, se plantó la Cruz de Guía en la rampa de la Iglesia de Santa Teresa. Antes, como es habitual, salió el muñidor, Sergio Morante, acompañado de dos libreas. El traje de este fue uno de los estrenos que plantó la corporación en la calle. Ha sido diseñado por los sevillanos Victorio & Lucchino y fue presentado el pasado Viernes de Dolores.

Un numeroso y respetuoso cortejo con aproximadamente cien nazarenos vistiendo túnica negra de cola recogida al brazo con cinturón de esparto y sandalias franciscanas, carácter de esta hermandad, comenzaron a salir de la sede canónica de la cofradía.

Poco después lo hizo el paso, que fue precedido de un numeroso cuerpo de seis ciriales y acólitos. Dirigidos por Miguel Ángel Plaza, que se estrenó en este martillo de la Caridad, la cuadrilla de 45 costaleros se plantó en la rampa de Oliveros. El paso de misterio lució una combinación de eringium, estaría, delphinium, ruscus, retama, eucalipto, senecio, abriré y scabriosa, representando el calvario. Las imágenes secundarias lucieron hábito franciscano de riguroso negro, ataviadas todas ellas por Juan Rosales.

Con el acompañamiento musical del Cuarteto Vocal Anacrusa y la Capilla Musical de Viento BAM, el paso del traslado al sepulcro comenzó sus primeros compases hasta llegar a la Avenida Federico García Lorca para continuar por Plaza Emilio Pérez antes de pedir la venia y discurrir por la Carrera Oficial de Almería. Antes de esto tuvo lugar el primer relevo de la cuadrilla, que realizó un gran trabajo tras una Cuaresma complicada en la que no pudieron completar los ensayos por falta de efectivos. Destacable el trabajo de Miguel Ángel Plaza y de sus auxiliares, al margen de algún pequeño susto en Cubo y en Bendicho con una farola debido a las dimensiones de la cruz y las escaleras del paso.

Desde Carrera Oficial la hermandad se adentró en el Casco Histórico para hacer Estación de Penitencia en la Catedral, a donde llegó aun con más retraso que en el momento de la salida. Allí, el Director Espiritual y Deán Francisco Salazar realizó una breve alocución y rezo ante las imágenes del misterio. Desde el balcón de la Casa Rosa, en la calle Gravina, sonaron las penúltimas saetas de la Muestra de la Peña El Morato, ya que las últimas fueron a la entrada de la Soledad. Ana Mar y Rocío Zamora rezaron en forma de cante al Santísimo Cristo de la Caridad. Desde allí, la cofradía fue ganando minutos en su recorrido de vuelta por General Tamayo, Federico García Lorca y Canónigo Molina Alonso. La cruz de guía veinte minutos después de la hora prevista. Poco después lo hizo el misterio y tras él las promesas que portaron cruz junto al consiliario de la hermandad y el diácono Antonio Asensio. Con ello se puso el punto y final a una gran Estación de Penitencia con un gran cortejo y una gran puesta de la hermandad en la calle, cuyas magníficas imágenes de Miñarro invitaron a la meditación y a la reflexión

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