Bajo Palio

Respeto y recogimiento al paso de El Gran Poder

DE manera puntual, y sin ningún imprevisto, a las 19:15 h., la Hermandad Sacramental de Nuestra Señora del Carmen, Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso y San Juan Evangelista, conocida popularmente como Hermandad de El Gran Poder, ponía su Cruz de guía en las calles del Zapillo. Así pues, largas filas de nazarenos de cola y cinturón de esparto daban comienzo a su Estación de Penitencia, caracterizada por la solemnidad y el voto jurado de silencio que todos los hermanos deben respetar a lo largo del recorrido.

Los fieles y devotos, agolpados a las puertas de San Pío X, esperaban con sumo recogimiento la salida de la magnífica talla de Navarro Arteaga, vestida con túnica morada por José Roque Ruiz.

De este modo, pese a la remodelación de la puerta del Templo en el año 2004, sus reducidas dimensiones hacen de la salida de la imagen Titular un momento de suma expectación para el cofrade. Como es habitual, uno de los costaleros, que a la vez desempeña la función de hermano Mayor. Francisco José García, era el encargado de colocar el travesaño superior de la Cruz, que se debe retirar para permitir la salida del paso, obra del hispalense Antonio Ibáñez. Como novedad, este año la Hermandad estrenaba la mitad de ambos laterales en su parte delantera.

Por otro lado, la cuadrilla, comandada por Manuel Sánchez Amate, que, a su vez, fue auxiliado por Antonio Sánchez y Fernando Baglioni, estuvo formada por 35 hombres distribuidos en 7 trabajaderas. El racheo de sus zapatillas y el andar largo y acompasado constituyeron una estampa única que otorgaba naturalidad a la escena representada.

Quizá el momento más esperado por su solemnidad y recogimiento fue la llegada al Paseo de Almería, donde la solemnidad y el recogimiento hicieron acto de presencia cuando las luces fueron apagadas y el silencio se hizo plegaria en la fría noche de Lunes Santo.

En la calle Navarro Rodrigo, esquina con la calle Reyes Católicos, una hilera de saetas fueron interpretadas magistralmente por diferentes miembros de la Peña flamenca "El Morato", que, como cada año, colaboran con la Hermandad sumando sus promesas a las del resto de hermanos .

De vuelta al barrio de El Zapillo, una vez cruzado el arco de El Cable Inglés, lugar emblemático de la ciudad, el Señor del Gran Poder regresó al calor de sus vecinos, ya con el peso de las horas, en riguroso silencio, alrededor de la una de la madrugada.

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