Semana Santa

No nos cansemos de hacer el bien

  • Muchas veces se nos olvida que con pequeños actos podemos cambiar nuestro alrededor pero no solo en este tiempo sino durante todo el año

Cara de agonía del Señor.

Cara de agonía del Señor. / JAVIER ALONSO (ALMERÍA)

La Cuaresma, Semana Santa y Pascua de Resurrección está llena de gestos y oportunidades para poder vivirla como se merece, poder demostrar el por qué nos pasamos un año (o tres debido a la pandemia del COVID-19 para hacerlo por las calles) esperando a que llegue y cuyo camino es en ocasiones duro y complejo.

Hoy, Jueves Santo, se puede decir que estamos en la recta final de nuestra Semana Santa. Como no podía ser de otra manera, hoy también es un día especial y seguro que las hermandades que procesionan por nuestras calles almerienses como son Encuentro, Rosario del Mar, Buena Muerte y Silencio tienen en cuenta la fecha de la que se trata y que para muchos habrá pasado desapercibida. No se apuren que se lo recuerdo yo: hoy celebramos el Día del Amor Fraterno.

Nunca es mal día para hacer uso de la caridad en el sentido de ‘sentimiento que impulsa a las personas a la solidaridad con sus semejantes’ y por lo tanto, hoy, en el día del Amor Fraterno, no va a ser menos. No dejemos que se apague esa ‘llama’ que nos caracteriza como únicos, pues somos seres humanos con nuestros defectos pero también con nuestras muchas virtudes y eso hay que demostrarlo día a día, tanto con nosotras y nosotros mismos como con nuestros familiares, amistades y personas en general.

Muchas veces se nos olvida que con pequeños actos podemos cambiar nuestro alrededor pero no solo en este tiempo en el que se presupone de reconversión sino durante todo el año.

Me gustaría, como cada año que he escrito en el Diario de Almería, recordar las palabras que el Papa Francisco dijo en su Carta de Cuaresma 2022 y que hizo público a comienzos de año, por el mes de enero. Para el Santo Padre, “la Cuaresma es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado. Para nuestro camino cuaresmal de 2022 nos hará bien reflexionar sobre la exhortación de San Pablo a los gálatas: «No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad (kairós), hagamos el bien a todos» (Ga 6,9-10a)”.

Y es que como recuerda el Papa, nunca hay que cansarse de hacer el bien. “La resurrección de Cristo anima las esperanzas terrenas con la «gran esperanza» de la vida eterna e introduce ya en el tiempo presente la semilla de la salvación (cf. Benedicto XVI, Carta enc. Spe salvi, 3; 7). Frente a la amarga desilusión por tantos sueños rotos, frente a la preocupación por los retos que nos conciernen, frente al desaliento por la pobreza de nuestros medios, tenemos la tentación de encerrarnos en el propio egoísmo individualista y refugiarnos en la indiferencia ante el sufrimiento de los demás. Efectivamente, incluso los mejores recursos son limitados, «los jóvenes se cansan y se fatigan, los muchachos tropiezan y caen» (Is 40,30). Sin embargo, Dios «da fuerzas a quien está cansado, acrecienta el vigor del que está exhausto. […] Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, vuelan como las águilas; corren y no se fatigan, caminan y no se cansan» (Is 40,29.31). La Cuaresma nos llama a poner nuestra fe y nuestra esperanza en el Señor (cf. 1 P 1,21), porque sólo con los ojos fijos en Cristo resucitado (cf. Hb 12,2) podemos acoger la exhortación del Apóstol: «No nos cansemos de hacer el bien» (Ga 6,9)”.

Estamos a las puertas de vivir algo grande, de que la pasión y muerte de Jesús de paso a la resurrección. Pero eso será en unos días. Entonces ‘las cosas’ serán fáciles porque todo será alegría y con todo a favor siempre es menos complejo demostrar nuestro amor fraterno. En la dificultad, en lo que no nos gusta, en lo que menos compartimos de las personas que nos rodean, es ahí donde más que nunca tenemos que poner en práctica el mensaje que nos ha dejado el Papa. No nos cansemos de hacer el bien porque grano a grano, piedra a piedra, mano a mano… es como iremos consiguiendo un mundo en el que las alegrías vayan superando a las tragedias y desgracias… y eso será bueno.

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