Sociedad

Los ecologistas denuncian la autorización del abatimiento de 180 cormoranes en Asturias

Un cormorán se sacude el agua en un río

Un cormorán se sacude el agua en un río / EFE

Una veintena de asociaciones ecologistas han alertado de la autorización para abatir 180 cormoranes en el Principado de Asturias. Ha ocurrido tras la petición de pescadores deportivos que afirman que son los causantes, sin aportar datos ni estudios, de la bajada de la población de salmónidos en los ríos asturianos. 

El comunicado de dichas asociaciones indica que los colectivos de pescadores deportivos "exigen a la Administración la erradicación de los cormoranes de las cuencas fluviales asturianas".

Condenan las autorizaciones para la eliminación de cormoranes, que el Principado lleva practicando desde hace años, se tramitan mediante resoluciones internas que no salen a información pública ni se publican en el Boletín Oficial del Principado de Asturias. Es decir, que lo hacen con una absoluta falta de transparencia y participación pública.

En el comunicado se muestra la "disconformidad y perplejidad con que el gobierno regional siga sin avalar con estudios científicos (como obliga la legislación) de la supuesta incidencia de esta especie en el declive de las poblaciones de salmónidos en los ríos asturianos".

Más de 3500 aves abatidas

Según datos de la propia Administración, se han sacrificado más de 3.500 aves desde 2005, año en que empezaron los abatimientos. 

Los censos anuales oficiales de cormoranes grandes invernantes en Asturias muestran una clara tendencia negativa de la especie. Como ejemplo, en 2021 se registraron 303 cormoranes menos que en el año anterior. Sin embargo, y como era esperable a la luz del conocimiento científico, dicho declive no se ve reflejado en un incremento de las poblaciones de salmónidos.

Al contrario, estas poblaciones siguen en un marcado declive, como puede comprobarse en la siguiente gráfica. Asturias asesina cormoranes injustificadamente. Se ha apostado por una medida muy drástica y prolongada en el tiempo, eso sí, disfrazándose de excepcionalidad para cumplir con la legislación vigente. Pero es evidente que no se ha conseguido frenar el declive de las poblaciones de salmónidos, que era el objetivo perseguido con la matanza de cormoranes.

Causas del declive según las asociaciones

Las asociaciones ecologistas expresan que "los verdaderos problemas causantes del declive de truchas y salmones en los ríos son la contaminación, el furtivismo, los encauzamientos y dragados, la destrucción del bosque de ribera o la presencia de presas, embalses y otros obstáculos que impiden el libre movimiento de los peces a lo largo de los ríos y su acceso a las zonas de freza en las cabeceras".

Indican además que "la erosión genética de las poblaciones de peces debida a las repoblaciones. La introducción en los ríos de especies alóctonas y la extracción, a través de la pesca deportiva, de los peces adultos reproductores. Los que resultan clave para asegurar la supervivencia en la naturaleza de estas especies piscícolas".

En el comunicado expresan por otro lado que "es obsceno exigir la eliminación de un animal salvaje para con ello incrementar las posibilidades de seguir matando a otros, más aún cuando esto se hace por puro entretenimiento". 

Exigencias de las asociaciones ecologistas

-El cese inmediato de la práctica de descastes de cormorán grande.

-Que deje clara su posición en contra del control de otras especies de depredadores protegidas por la legislación actual, como nutrias, garzas o martines pescadores.

-Que acometa las actuaciones necesarias para asegurar la conservación de las especies autóctonas de salmónidos (trucha común y salmón atlántico), que deberían incluir necesariamente la recuperación de los cauces fluviales, la eliminación de obstáculos, la persecución efectiva del furtivismo, la lucha contra la contaminación, el abandono de las repoblaciones, la reducción de los cupos de captura para la trucha. Y, a tenor de las evidencias científicas claramente constatadas, la declaración del salmón como especie en peligro de extinción, con el consiguiente cese total de su pesca hasta que sus poblaciones alcancen un grado de recuperación suficiente como para permitir retomar las extracciones.

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