Guía

Las principales rutas jacobeas del Camino de Santiago

Una larga recta en el Camino Francés Una larga recta en el Camino Francés

Una larga recta en el Camino Francés / Emilio J. de los Santos

La Península Ibérica la atraviesan multitud de senderos y trayectos que conducen a Santiago de Compostela con la tumba del apóstol allí enterrado como meta. Las hay que recorren la costa cantábrica, otras siguen viejas calzadas romanas. Del sur al norte, del este al oeste. Todos ellos son caminos llenos de historia, cultura y patrimonio natural que permiten al peregrino disfrutar de momentos únicos y conocer en profundidad la gran riqueza del país.

La Catedral de Santiago, bañada por el sol de la tarde La Catedral de Santiago, bañada por el sol de la tarde

La Catedral de Santiago, bañada por el sol de la tarde / Emilio J. de los Santos

Pero sin dolor no hay gloria. Algunos de estos caminos son también muy duros y exigentes física y mentalmente. La recompensa es el encuentro con una Plaza del Obradoiro y la hermosa catedral de la capital gallega que parecen abrazar a todo aquel que llega. El esfuerzo siempre merece la pena y el recuerdo que le queda al caminante, imborrable. Muchas veces acabará volviendo.

La tradición cuenta que el cuerpo de Santiago Apóstol fue hallado a principios del siglo IX en lo que después se convirtió en Compostela. La noticia se propagó por toda Europa y miles de peregrinos procedentes de todo el continente comenzaron a llegar a Galicia, multiplicándose en los siglos X y XIII. Los recorridos que entonces se hacían son la base de lo que actualmente tenemos.

Pero tras la reconquista, esta fiebre por las reliquias empezó a decaer y los caminos comenzaron a vaciarse. No fue hasta finales de los años 60 del siglo XX, cuando aficionados del mundo jacobeo, con ayuda de la Iglesia y las Administraciones Públicas, comenzaron a recuperar estas peregrinaciones, logrando un éxito notable. En 2019, antes de la llegada de la pandemia del Covid-19, se registraron en Santiago 350.000 peregrinos. 

A continuación hacemos una pequeña descripción de cada una de estas rutas, dando algunas pinceladas sobre su origen y sus peculiaridades:

Camino Francés

El Alto del Perdón, a pocos kilómetros de Pamplona El Alto del Perdón,  a pocos kilómetros de Pamplona

El Alto del Perdón, a pocos kilómetros de Pamplona / Emilio J. de los Santos

Puente de Zubiri, en Navarra. Puente de Zubiri, en Navarra.

Puente de Zubiri, en Navarra. / Emilio J. de los Santos

Es el Camino de los caminos, el más importante y el más transitado. Es historia en estado puro en todo su recorrido, de principio a fin. Todas las poblaciones que atraviesa siempre tienen algún monumento o alguna referencia histórica importante relativa a la peregrinación jacobea. Este recorrido, del que ya se hizo una guía en el siglo XII, sigue el trazado que caminaban los cristianos de gran parte de Europa que desde los Pirineos occidentales penetraban en la Península Ibérica para visitar la tumba del apóstol, en la capital gallega.

Con tantos siglos a sus espaldas y con tanta gente transitándolo, su riqueza patrimonial es inmensa: aguardan gran cantidad de detalles y tesoros, como iglesias románicas, catedrales, puentes medievales, hospitales, cruceros...

Mensaje a los peregrinos, en la entrada de Nájera (La Rioja) Mensaje a los peregrinos, en la entrada de Nájera (La Rioja)

Mensaje a los peregrinos, en la entrada de Nájera (La Rioja) / Emilio J. de los Santos

Es un camino largo que discurre de este a oeste con tres zonas muy diferenciadas. Las primeras etapas atraviesan las bellas montañas del Pirineo navarro (hay quien lo inicia en territorio francés, en San-Jean-Pied-de-Port). Tras dejar atrás La Rioja, se llega a las extensas llanuras de Castilla y León. El denominado páramo acompañará al peregrino durante gran parte del trayecto mientras visita las históricas ciudades de Burgos y León. Tras Astorga, el Camino vuelve a ondularse, alcanzando su altura máxima (1.500 metros) en la Cruz de Ferro e internándose en Galicia con el duro ascenso a O Cebreiro.

Catedral de León Catedral de León

Catedral de León / Emilio J. de los Santos

No es el más complicado ni mucho menos. De hecho, es el recorrido que tiene más poblaciones con servicios para el caminante. Eso sí, su popularidad hace que casi siempre lleve gente y que en verano llegue a saturarse, especialmente en Año Xacobeo. Por suerte, cuenta con una extensa red de albergues y facilita mucho la posibilidad de buscar paradas alternativas.

Camino del Norte

San Sebastián desde el Monte Ulía. San Sebastián desde el Monte Ulía.

San Sebastián desde el Monte Ulía. / Antonio Clavijo

Playa del Silencio (Asturias): merece la pena desviarse un poco del camino para verla. Playa del Silencio (Asturias): merece la pena desviarse un poco del camino para verla.

Playa del Silencio (Asturias): merece la pena desviarse un poco del camino para verla. / Emilio J. de los Santos

El camino que recorre la costa cantábrica es una alternativa paralela al Camino Francés. Aunque históricamente parece que no fue una ruta muy frecuentada dada la dificultad de su perfil, en la actualidad va cogiendo cada vez más fuerza y popularidad dadas las espectaculares vistas que ofrece al senderista. Si el Camino Francés destaca por su patrimonio histórico, el del Norte lo hace por sus paisajes.

Tras Ribadeo, el camino se interna en el interior lucense. Tras Ribadeo, el camino se interna en el interior lucense.

Tras Ribadeo, el camino se interna en el interior lucense. / Emilio J. de los Santos

Arranca en la localidad fronteriza de Irún y recorre la cosa vasca hasta Deba, donde durante varias etapas se interna en el interior hasta alcanzar Bilbao y su denso entorno urbano. Las etapas vascas, casi todas muy bonitas, dan paso a Cantabria y sus habituales tramos por carretera. Pese a ello, aguarda alguna sorpresa por la misma orilla del mar.  Después viene Asturias, una comunidad que trata bien al peregrino en sus caminos, mucho más rurales. Aquí, habrá que decidir si seguir por la costa, rumbo a Gijón, o por el Camino Primitivo, por Oviedo. Si se continúa junto al mar, el recorrido accede a Galicia por Ribadeo para internarse poco después en los solitarios montes lucenses.

El Camino de Norte combina montaña y costa a partes iguales. El Camino de Norte combina montaña y costa a partes iguales.

El Camino de Norte combina montaña y costa a partes iguales. / Emilio J. de los Santos

Se trata de un camino muy variado, pero exigente físicamente por la irregularidad de sus perfiles. Muchas subidas y bajadas unidas a abundantes tramos sobre arcén de carretera (sobre todo en Cantabria). El tiempo también puede suponer algún problema al peregrino, ya que es una zona muy lluviosa.

El Camino del Norte conecta con el Primitivo en Oviedo y con el Francés en Arzúa (La Coruña), a unos 38 kilómetros de Santiago.

Camino Primitivo

Aguardan impresionantes vistas en el Camino Primitivo. Aguardan impresionantes vistas en el Camino Primitivo.

Aguardan impresionantes vistas en el Camino Primitivo. / Samuel Valderas

El recorrido atraviesa zonas muy agrestes. El recorrido atraviesa zonas muy agrestes.

El recorrido atraviesa zonas muy agrestes. / Samuel Valderas

Como su nombre indica es el primer Camino de Santiago, el más antiguo. En rey Alfonso II el Casto tomó esta ruta para visitar en el siglo IX la tumba recién descubierta con los restos del apóstol Santiago.

Se trata de uno de los caminos más duros dado su empinado perfil en algunas etapas. Parte de Oviedo y atraviesa la Cordillera Cantábrica para llegar a Melide (La Coruña) y conectar con el Camino Francés, rumbo a Compostela.

Otra impresionante vista desde el Primitivo. Otra impresionante vista desde el Primitivo.

Otra impresionante vista desde el Primitivo. / Samuel Valderas

Parte de su fama se debe a unas subidas y bajadas exigentes, en especial en la etapa que asciende al Puerto del Palo, y a unos paisajes realmente bellos. Estos aspectos están haciendo que en los últimos años su recorrido esté empezando a congregar cada vez más peregrinos o aficionados al senderismo.

Dada la altura que alcanza este trazado, el romero debe tener siempre muy en cuenta la climatología, con posibilidad de nevadas fuera del verano y lluvias y posibilidad de nieblas densas durante el resto del año. Las complicaciones meteorológicas pueden obligar a buscar alternativas en ciertos puntos (como en la etapa entre Borres y Berducedo).

Camino Portugués

El Puente Vasco da Gama, a la salida de Lisboa El Puente Vasco da Gama, a la salida de Lisboa

El Puente Vasco da Gama, a la salida de Lisboa / Emilio J. de los Santos

Aproximación a las ruinas romanas de Conímbriga Aproximación a las ruinas romanas de Conímbriga

Aproximación a las ruinas romanas de Conímbriga / Emilio J. de los Santos

Recorre de sur a norte la zona occidental de la Península. Comienza en Lisboa, en Portugal, y asciende por el interior país luso hasta acceder a España por Tuy. El tramo gallego de este camino es el segundo más transitado tras el Camino Francés.

El Camino Portugués permite al peregrino conocer el país vecino en profundidad, partiendo desde su capital, acompañando al río Tajo y admirando ciudades tan bonitas como Santarén, Coímbra, Tomar u Oporto a la vez que una gran cantidad de pequeños pueblos. Finalmente su recorrido por Pontevedra es realmente hermoso, con espectaculares vista sobre la Ría de Vigo o parando en localidades tan interesantes como Padrón.

Oporto, una de las ciudades donde haremos escala. Oporto, una de las ciudades donde haremos escala.

Oporto, una de las ciudades donde haremos escala. / Emilio J. de los Santos

El recorrido, aunque muy bien señalizado, es bastante solitario y duro en sus primeras etapas. Es muy llano, pero las distancias son largas y monótonas, con exceso de asfalto en algunos tramos y poca sombra. Es un camino que puede minar mucho mentalmente al peregrino.

Además, la red de albergues es insuficiente al menos hasta Oporto. Se tendrá que parar en hostales, aunque por suerte no son excesivamente caros. Desde la ciudad portuense, la cosa cambia y el peregrino irá notando que cada vez tiene más compañeros y facilidades. Pasada la frontera española, la afluencia de caminantes aumenta notablemente, aunque también pasa igual con la red de hospedajes. Las etapas, ya en Galicia, se hacen más asequibles al haber más opciones de parada.

Tuy vista desde Valença: La frontera entre Portugal y España Tuy vista desde Valença: La frontera entre Portugal y España

Tuy vista desde Valença: La frontera entre Portugal y España / Emilio J. de los Santos

Hay un par de variantes. Tras Oporto, se puede seguir por la costa portuguesa, aunque está peor señalada que el camino central. Por otro lado, al salir de Pontevedra se puede tomar la Variante Espiritual, que recrea el recorrido que hizo el barco que trajo los restos del apóstol a la Península. Da un rodeo hasta la Ría de Arousa y desde allí se puede tomar una embarcación hasta Pontecesures, cerca de Padrón.

Vía de la Plata

Acceso a la Sierra Norte de Sevilla. Acceso a la Sierra Norte de Sevilla.

Acceso a la Sierra Norte de Sevilla. / Emilio J. de los Santos

Vistas desde el Cerro del Calvario, en Almadén de la Plata, uno de los primeros 'obstáculos' de este camino. Vistas desde el Cerro del Calvario, en Almadén de la Plata, uno de los primeros 'obstáculos' de este camino.

Vistas desde el Cerro del Calvario, en Almadén de la Plata, uno de los primeros 'obstáculos' de este camino. / Emilio J. de los Santos

El más largo y puede que uno de los más duros. Atraviesa España desde Sevilla hasta Astorga siguiendo el trazado de la antigua calzada romana que comunicaba el sur con el norte peninsular. En muchos tramos iremos por esta vía histórica o junto a ella, de ahí su nombre.

Puente romano de Mérida Puente romano de Mérida

Puente romano de Mérida / Emilio J. de los Santos

La dureza de este camino no se debe a un perfil excesivamente irregular, de hecho, es bastante llano. Las dificultades son las grandes distancias entre localidades, la escasez de servicios, la soledad y las altas temperaturas junto a la falta de sombra. No es aconsejable recorrer estos senderos en verano. Asimismo, cuenta con varias zonas con una señalización complicada y largos tramos por arcenes de carreteras.

Las dehesas nos acompañarán durante muchos kilómetros Las dehesas nos acompañarán durante muchos kilómetros

Las dehesas nos acompañarán durante muchos kilómetros / Emilio J. de los Santos

Pese a estos inconvenientes, el peregrino podrá disfrutar de bellas y extensas dehesas a la vez que irá observando cómo va evolucionando el paisaje conforme va subiendo por la Península: cómo cambian los pueblos, el clima, la gastronomía y la vegetación. Además, la Vía de la Plata atraviesa unas ciudades que son auténticas joyas por su patrimonio histórico y cultural: Sevilla, Mérida, Cáceres, Salamanca o Zamora.

Este camino conecta por Granja de Moreruela (Zamora) con el Camino Sanabrés o sigue al norte hasta Astorga (León), donde desemboca en el concurrido Camino Francés.

Camino Sanabrés o Mozárabe

Una de las zonas más elevadas de este Camino Sanabrés: Venda do Bolaño Una de las zonas más elevadas de este Camino Sanabrés: Venda do Bolaño

Una de las zonas más elevadas de este Camino Sanabrés: Venda do Bolaño / Simon Burchell

El recorrida presenta pequeños tesoros arquitectónicos. El recorrida presenta pequeños tesoros arquitectónicos.

El recorrida presenta pequeños tesoros arquitectónicos. / Simon Burchell

El gran solitario y puede que uno de los más desconocidos. Es un desvío que parte de la Vía de la plata a la altura de la localidad de Granja de Moreruela, Zamora. Se trata de una calzada que comunica desde tiempos remotos el centro de la Península con las tierras gallegas, muy utilizado por los segadores que bajaban a Castilla antes del verano. También conocido como Camino Mozárabe, es la alternativa tranquila para aquellos que suben desde el sur y no quieren conectar con el bullicioso camino Francés en Astorga.

Pequeños rincones de paz: Campo Becerros. Pequeños rincones de paz: Campo Becerros.

Pequeños rincones de paz: Campo Becerros. / Simon Burchell

El Sanabrés es un camino sobrio pero hasta cierto punto misterioso e inspirador, que se interna por cañadas reales hasta las tierras próximas a la Puebla de Sanabria (Zamora) y posteriormente al interior de Orense.

Aunque no es un trayecto especialmente complicado, su perfil puede resultar algo quebrado y el clima de estas tierras puede ser duro con grandes oscilaciones térmicas y abundantes lluvia en ciertas temporadas. Alberga bellos tesoros en forma de monasterios y rincones que transmiten gran tranquilidad.

Camino Inglés

La ría de Ferrol. La ría de Ferrol.

La ría de Ferrol. / Marta Vázquez

El Camino Inglés bonitas vistas en sus primeras etapas. El Camino Inglés bonitas vistas en sus primeras etapas.

El Camino Inglés bonitas vistas en sus primeras etapas. / Marta Vázquez

El recorrido más corto, ideal para aquellos peregrinos que no dispongan de mucho tiempo o para gente que se quiera iniciar. Tiene dos puntos de inicio: Ferrol y La Coruña. Desde el primero son cinco jornadas, mientras que de la otra ciudad son cuatro. Ambos trazados comparten las dos últimas etapas.

El Camino Inglés era el recorrido que realizaban los peregrinos que llegaban por mar del norte de Europa, especialmente británicos e irlandeses. Arribaban a estos puertos y proseguían rumbo al sur hasta Santiago.

Densos bosques antes de entrar en Santiago. Densos bosques antes de entrar en Santiago.

Densos bosques antes de entrar en Santiago. / Marta Vázquez

Estos senderos vienen a ser una especie de demostración de casi todas las virtudes y problemas de los demás caminos. El Inglés cuenta con tramos por costa, por densos bosques, por zonas urbanas, por carretera y hasta tiene alguna que otra cuesta exigente. Por suerte es una ruta relativamente tranquila, sin exceso de peregrinos.

No obstante, es un camino que sabe a poco, sobre todo si se sale de La Coruña. Hay que tener en cuenta que si se quiere obtener la Compostela hay que realizarlo desde Ferrol (112 km), ya que desde el otro punto de inicio no se alcanza el mínimo exigido de 100 para obtener este certificado.

Epílogo a Muxía y Finisterre

Muxía vista desde las alturas. Muxía vista desde las alturas.

Muxía vista desde las alturas. / Emilio J. de los Santos

Para muchos, el Camino no acaba en Santiago de Compostela. La tradición lleva a una notable cantidad de peregrinos hasta lo que antiguamente se llamaba el fin del mundo, en la Costa da Morte. Un lugar mágico donde contemplar la espectacular puesta del sol que brindan estos parajes golpeados por un embravecido mar.

Cruz en el Cabo Finisterre Cruz en el Cabo Finisterre

Cruz en el Cabo Finisterre / Emilio J. de los Santos

El recorrido es algo peculiar ya que el caminante puede ir a Finisterre y desde aquí a Muxía o viceversa. La señalización se muestra en ambos sentidos e incluso se puede acabar volviendo sin problemas a Santiago y convertir esta ruta en una circular.

Con todo, las etapas no son cortas y sus perfiles son bastante ondulados. Eso sí, sus finales son espectaculares: el Santuario de la Virgen de la Barca en el atardecer o la impresionante vista del Faro de Finisterre dejan recuerdos imborrables.

 

Otros Caminos a Santiago

Además de los senderos principales o más conocidos, España está surcada de otros senderos jacobeos que la atraviesan desde prácticamente cualquier punto. Unos son más históricos que otros, otros no son más que pequeños atajos o desvíos para evitar las inclemencias del tiempo en determinadas épocas.

Desde la costa mediterránea parte en Catalán, el Camino de Levante y el de la Lana. Del centro sale el de Madrid. En Andalucía, están la Vía Augusta, entre Cádiz y Sevilla; el del Sur, que conecta Huelva con Zafra, o el Mozárabe (denominado igual que el Sanabrés) que une Almería, Granada, Jaén, Córdoba y Málaga con la Vía de la Plata por Mérida.

Por el norte, abundan muchas conexiones entre el Camino Francés y el del Norte, como es el caso del Camino Vasco o el del Salvador. También destacan otros como el Aragonés o el de Invierno, que conecta Ponferrada con el Camino Sanabrés para evitar la nieve en O Cebreiro.

Muchos de ellos pueden estar más pensados para ciclistas que para senderistas y es muy posible que su red de albergues no esté lo suficiente desarrollada. Sea como sea ahí están, siempre dispuestos a ser recorridos.

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