Día Mundial

Cómo ser docente y no morir en el intento

  • Recordamos lo que significa ser un buen docente y maestro

Hoy es el Día Internacional del Docente.

Hoy es el Día Internacional del Docente.

"Una tarde parda y fría / de invierno. Los colegiales / estudian. Monotonía / de lluvia tras los cristales. […] Con timbre sonoro y hueco / truena el maestro, un anciano / mal vestido, enjuto y seco, / que lleva un libro en la mano". Así describía Antonio Machado su particular "recuerdo infantil" y, todo hay que reconocerlo, mucho ha llovido desde ese estereotipo de docente "mal vestido", pero muy sabio, que transmitía el amor y el acceso a los libros, algo que, en la actualidad, no está al alcance de muchos pequeños.

Aunque este año se celebra el 70 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), en la que se reconoce que "la educación es un derecho fundamental clave y se consagra el derecho a la educación gratuita y obligatoria, mediante un acceso inclusivo y equitativo para todos los niños", al margen de esa aspiración universal, el número de niños y jóvenes sin escolarizar en el planeta se estima que alcanza los 264 millones, por lo que haría falta 69 millones de profesorado nuevo.

Ante esta realidad, tiene todo el sentido del mundo que, cada 5 de octubre, se conmemore el Día Mundial de los Docentes (recordando la firma de la Recomendación OIT-UNESCO relativa a la Situación del Personal Docente de 1966).

Pero esos docentes, de acuerdo a lo establecido en la Agenda de Educación 2030, tienen derecho a:

  • Tener las competencias necesarias.
  • Ser contratados y remunerados de forma adecuada.
  • Recibir una buena formación.
  • Estar profesionalmente calificados.
  • Encontrarse motivados.
  • Recibir apoyo dentro de sistemas dotados de recursos, eficaces y bien administrados.

La realidad es que de ellos dependen una educación de calidad y de las Administraciones depende que ese "déficit de docentes", y la falta de motivación de los mismos, no perjudique a los menores de edad y con discapacidad, los niños refugiados y migrantes o los que viven en zonas rurales o alejadas. "No podemos trabajar como quisiéramos si nos faltan recursos", suelen ser las reclamaciones de la mayoría.

Sin embargo, continúan sacando petróleo, en muchas ocasiones, con las herramientas disponibles porque dedicarse a la enseñanza, aseguran, "es una profesión muy vocacional". En la era de la supremacía visual, donde las nuevas tecnologías dominan muchas aulas (de según qué punto geográfico), la flexibilidad, la resolución, la innovación o la empatía siguen siendo claves para tratar con un alumnado diverso y necesitado, en muchas ocasiones, simplemente de que los escuchen.

Esa dedicación se mantiene a lo largo del tiempo y suele tener el retorno, años después, cuando nos encontramos con aquellos maestros y profesores que tanto nos enseñaron y nos evocan una sonrisa. Ya lo decía Fray Luis de León, después de estar ausente cinco años de su cátedra: "Como decíamos ayer...".

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