Málaga, Valencia, Granada, Almería, Villarreal...En apenas dos semanas España se ha visto inmersa en un peligroso auge de las violaciones grupales. Casos en los que se han visto implicadas desde una mujer de 30 años a niñas de 12 y 13 años, a las que violaron en grupo hasta cinco jóvenes también menores de edad. Más allá de los datos, que dejan claro que este tipo de agresiones sexuales han pasado en la última década de un 2,1% a un 10.5%, la sociedad se pregunta a qué se debe este aumento de violaciones grupales. No parecen hechos aislados, sino actitudes y comportamientos que van en aumento y que pueden explicarse en una serie de puntos que encuentran el acuerdo de los expertos. Los analizamos:
Acceso a la pornografía
El porno con dosis de violencia es ahora el referente informativo de muchos niños y niñas. Muchos jóvenes descubren la sexualidad a través de los vídeos pornográficos y el peligro es que si no tienen otros referentes aprenden a normalizar lo que ven y cosificar a las mujeres. La banalización de las relaciones sexuales, la falta de control parental en la tecnología y el acceso a este tipo de contenidos pueden conducir también hacia la adicción a la pornografía, que genera cambios en las conductas sexuales.
Falta de educación sexual
Falta educación en las escuelas, falta educación en las familias y falta educación en la sociedad. En un país en el que se denuncian de media seis violaciones al día y se aplaude la puesta en libertad de jóvenes que fuerzan sexualmente a menores, algo grave está ocurriendo.
El consumo audiovisual sin valores (televisión e Internet, principalmente), que los adultos, en la mayoría de los casos, saben separar, pero los adolescentes no están preparados y caen presos del efecto imitación a través de valores sexistas que después trasladan a su vida real hace el resto.
Miedo a denunciar
Según el balance de criminalidad del Ministerio del Interior las agresiones sexuales con penetración han pasado de 1.873 en 2019 a 2.143 en 2021. En estos casos hay otro factor muy importante a tener en cuenta: el temor de las víctimas a denunciar y el riesgo psicológico de las agredidas a normalizar el abuso. Y si se aborda mal el tema se puede producir un peligroso efecto llamada.
Impunidad en menores y cambio de leyes
Otro de los aspectos que incide es el comportamiento del grupo. Muchos chavales que serían incapaces de actuar de esa forma en caso de ir en solitario, se sienten presionados por el grupo para llevarlo a cabo. Desde el año 2016 se han producido más de 200 violaciones grupales. Otros intentan politizar el asunto y apuntan al cambio de leyes y la excesiva protección del menor, que se sienten impunes ante la ley. Incluso sus propias familias parecen adoptar siempre la postura de negar la realidad y disculpar cualquier tipo comportamiento de su hijo/nieto en lugar de asumir que se ha realizado una educación fallida en ese aspecto.
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