Juan Antonio González Leal.

Comienzo este artículo de opinión poniendo de manifiesto que soy un defensor a ultranza del modelo cooperativo. Con más de 30 años de trabajo a mi espalda puedo afirmar que gracias a las cooperativas, la provincia de Almería es hoy en día lo que es.

Las cooperativas son el modelo económico que mejor se ajusta para alcanzar la cohesión social, económica y medioambiental en todos los sectores de la economía. En concreto en el sector que a mí me atañe que es el hortofrutícola bajo invernadero solar les diré que Almería tiene un modelo de agricultura familiar ejemplar, con explotaciones pequeñas y escasa concentración de la tierra. Esta naturaleza social genera igualdad en el nivel de ingresos y bienestar, es decir, se produce cohesión social y disminuye la desigualdad.

La unión de los productores en cooperativas permite, sin duda, una mayor organización de la oferta, un mejor poder de negociación y una ordenación del mercado, haciendo que los socios se beneficien del valor añadido forjado en la cadena. 

Las cooperativas generan economías de escala, favoreciendo que las explotaciones de los socios sean más eficientes, reduzcan sus costes de producción, accedan a servicios de asistencia técnica y la compra en común de suministros, avalando la trazabilidad del proceso y del producto y un abastecimiento continuado a sus clientes. 

Estas entidades garantizan el acceso al mercado en condiciones óptimas, porque mejoran su posición dentro de la cadena de suministro, facilitan la financiación, el asesoramiento técnico y la incorporación de tecnología. A su vez, su arraigo local favorece la sostenibilidad ambiental, cumpliendo con los principios del cooperativismo.

La sostenibilidad ambiental consiste en realizar las actividades de producción, transformación y comercialización con el mínimo impacto posible, es decir, siendo precisos en los consumos de agua, energía, generación de residuos, etc., además de tener presente siempre una actitud de mejora continua en el comportamiento ambiental. Somos pioneros en la utilización de control biológico de plagas. También en la implantación de sistemas de gestión de calidad de productos, de estándares de producción integrada y sistemas de gestión medioambiental.

También quiero resaltar que las cooperativas almerienses son un modelo de integración e incorporación laboral de inmigrantes. Los trabajadores extranjeros representan algo más del 60% de los empleados dados de alta en el régimen agrario de la provincia, más del doble que la media nacional y andaluza Las líneas que inspiran el trabajo en las cooperativas son: dar empleo estable a trabajadores, fijar la población en los medios rurales, satisfacer a los clientes con productos de calidad, formar a la plantilla de la cooperativa de manera continua y creyendo en sus posibilidades profesionales, hacer partícipe a los socios en las decisiones estratégicas que toma la cooperativa a través de sus órganos democráticos y, ser transparente ante los socios, clientes y trabajadores.

Por todo esto quiero enviar un mensaje a los jóvenes que actualmente trabajan en la agricultura para que confíen y se apoyen en este sistema productivo porque el cooperativismo ayuda a un sector que es fundamental para mantener la viabilidad económica de las comunidades locales. También apoya el emprendimiento empresarial, el capital social y la igualdad. En las épocas de crisis, las cooperativas han sido las que han sostenido la economía y el empleo en la provincia y en la comunidad autónoma. Por desgracia, actualmente, se presenta un periodo de incertidumbre por las consecuencias que la pandemia sufrida en estos años ha tenido sobre la economía nacional. 

Vienen tiempos difíciles y sabemos que nuestro sector ha estado y estará, como siempre, al pie del cañón, reinventándose para seguir creando trabajo y futuro para nuestros jóvenes, nuestros pueblos y ciudades. La economía social es capaz de sacar de la pobreza a toda una región y convertirla en un modelo de creación de empleo sostenible y fijación de población. 

Para seguir avanzando necesitamos que nuestros políticos estén a la altura de los problemas que tenemos. Deben escuchar nuestras demandas y dar respuestas reales que nos permitan avanzar. Desde esta tribuna quiero hacer también un llamamiento a nuestros representantes de la administración, andaluza, nacional y provincial, de un signo político y del otro: estamos obligados a entendernos y los problemas los hemos de resolver juntos. Deben dejar los intereses partidistas y moverse por un interés mayor que los una: garantizar el futuro de la agricultura en la provincia de Almería. No es un tema baladí: nos jugamos el futuro económico y social de la mayor zona productora de frutas y hortalizas del mundo.