Días de Cómic

La América profunda

  • Li'l Abner (1934), de Al Capp, es una tira de prensa satírica estadounidense basada en el contraste entre el campo y la ciudad, subgénero exitoso en la época en la que nació la serie

  • A ambos lados de la Ley

Una portada del cómic de esta semana.

Una portada del cómic de esta semana. / M. G.

Una tira de prensa es una historieta publicada periódicamente en diarios, revistas y páginas de Internet. Protagonizadas por personajes fijos, las tiras diarias se desarrollan en pocas viñetas en blanco y negro. Las tiras dominicales ocupan toda la página en color. Actualmente, la mayoría son cómicas, pero no siempre fue así, destacando las de aventuras (Tarzán de los monos), ciencia ficción (Flash Gordon), históricas (Príncipe Valiente), policíacas (Dick Tracy), y románticas (Juliet Jones).

Entre las tiras de prensa, muy pronto destacó Li’l Abner, una creación de Al Capp publicada entre 1934 y 1977. Capp reflejó los cambios sociales de su época, como la lucha por la igualdad de los negros y las mujeres. La serie está protagonizada por Abner Yokum, un joven de diecinueve años que vive en un imaginario pueblo de Kentucky llamado Dogpatch, aunque los viajes de Li'l Abner a nueva York fueron cada vez más frecuentes. Dogpatch es un pueblo de la América profunda, habitado por gente de bajo nivel económico, social y cultural. Otros protagonistas son la familia Yokum (Mammy, Pappy, Honest Abe, Tiny) y la explosiva Daisy Mae, que parecía destinada a ser la eterna novia del protagonista, pero, tras dieciocho años de noviazgo, la pareja contrajo matrimonio, lo que fue portada de revistas como Time y Life. Además, encontramos un puñado de personajes estrafalarios, y a los Scragg, familia rival de los Yokum desde tiempos inmemoriales por motivos que nadie recuerda.

Cuando Al Capp tenía nueve años, se cayó de un carro tirado por un caballo y fue arrollado por un tranvía que le cortó la pierna izquierda por encima de la rodilla. Tras tres semanas muy grave, se recuperó y empezó a caminar con una pata de palo. Nunca pudo volver a jugar como los demás niños, lo que le hizo refugiarse en las tiras cómicas. A los quince años, se escapó con un primo y, durante dos semanas, recorrieron la América rural, lo que plantó la semilla de Li'l Abner.

Esta tira es máximo exponente de un subgénero cómico basado en el contraste entre el campo y la ciudad, muy popular en la época en la que nació la serie. Por eso ha tenido numerosos imitadores, como Rústicos en dinerolandia y Los Flodder.

La edición que nos presenta la editorial Diábolo es un enorme volumen, que permite que el arte de Capp se pueda apreciar sin una excesiva reducción, con cinco tiras por página en la parte de las diarias y una plancha por página en la de dominicales. El papel es de buena calidad, la calidad de reproducción es perfecta, manteniendo el color de puntitos en las dominicales…, es uno de los tebeos mejor editados en España en los últimos tiempos. En la rotulación se utiliza una fuente que se asemeja a la rotulación manual original de Al Capp.

Siendo un material procedente de la Edad de Oro, anterior al cómic superheroico y la llegada de Superman, se podría esperar una obra que requiriera un cierto esfuerzo de contextualización, y aunque así es en el plano argumental, gráficamente estamos ante un volumen fascinante que no tiene nada que envidiarle a productos actuales de características similares.

Capp conseguía reírse de todo el mundo y que todas las personas de las que se reía se rieran con él sin ofenderse. El premio Nobel John Steinbeck (Las uvas de la ira, Al este del Edén), dijo de Al Capp que era "el mejor escritor de la actualidad". Esta serie continúa siendo muy vigente, porque seguimos cometiendo los mismos errores, y porque sus extravagantes protagonistas y su humor absurdo han resistido al paso del tiempo.

Li'l Abner se publicó en más de mil periódicos en USA, y en muchos países, acumulando millones de lectores en todo el mundo. También hay versiones cinematográficas, como la de 1940, dirigida por Albert S. Rogell, en la que Buster Keaton interpreta a uno de los protagonistas.

Capp aumentaba cada vez más el surrealismo y el humor absurdo, llevando a sus personajes a los cráteres de la Luna o la imaginaria nación de Baja Slobbovia. A ese humor surrealista, los juegos de palabras y la crítica social, había que sumar los espectaculares dibujos de Al Capp, que contó con la ayuda de los mejores dibujantes de la época, entre los que destaca un primerizo Frank Frazetta.

La próxima semana: Hagar el Horrible (1973), de Dik Browne, serie protagonizada por el rey de los vikingos, que no se arredra ante nadie, excepto ante su esposa Helga, que cree que su marido se dedica a la importación.

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