El Palquillo

Cuando los abonados de la Campana se levantaron contra el Consejo

Los abonados de la Campana durante sus protestas.

Los abonados de la Campana durante sus protestas. / D. S.

El presidente del Consejo de Cofradías, Francisco Vélez, aseguraba este martes que la reforma de la carrera oficial a su paso por Sierpes "le quitaba el sueño". Vélez señalaba los dramas familiares que pueden provocar la pérdida de más de 1.100 sillas, pero aseveraba que se iban a resituar a los abonados que perdieran sus derechos en otras localidades libres de la carrera oficial.

Desde el Consejo son conscientes de que tocar cualquier aspecto de la carrera oficial, por mínimo que sea, genera importantes problemas. Las personas que cuentan con asientos en la carrera oficial de las Hermandades de Sevilla cuentan con un auténtico tesoro, por lo que los cambios no sientan nada bien.

Una prueba palmaria de ello fueron las airadas protestas de los abonados de la Campana tras la reforma de la plaza. Corría el año 1999 y el presidente del Consejo era Antonio Ríos Ramos. En aquella ocasión se ampliaron y crearon nuevos pasillos y se perdieron 603 sillas de venta diaria. La renovación del espacio implicó también la redistribución de los abonados. 

Por aquel entonces, la explotación de las sillas y palcos correspondía a los silleros. Tras la sorpresa experimentada el Domingo de Ramos, los abonados estallaron el Lunes Santo al paso de la cofradía de  San Gonzalo. El presidente del Consejo, Antonio Ríos, ocupaba por primera vez en esta Semana Santa  el palquillo. El público se percató de esta circunstancia y justo cuando llegaba la cruz de guía de San Gonzalo y ya había entrado el misterio de Santa  Marta en Sierpes, comenzó la protesta. Palmas de tango, pañolada, gritos de "fuera, fuera" y levantamiento de sillas para, si había alguna duda, dejar bien claro las razones del abucheo. Una situación inédita.

Todo ocurrió como el Domingo de Ramos, tal y como publicaba este periódico en su crónica de la jornada. Los abonados fueron llegando y comenzaron las estrecheces, hasta tal punto que hubo muchos que tuvieron que presenciar las primeras cofradías en los pasillos. Los silleros no pudieron resolver los primeros brotes de protesta, por lo que todos miraron hacia el palquillo y aconteció lo insólito.

Una de las soluciones que se adoptó tras una reunión e urgencia fue cambiar las sillas de tijera por otras de enea de respaldo vertical para ganar en espacio. Rafael Carretero, técnico municipal, fue el encargado de realizar las gestiones para conseguir las sillas necesarias.

La primera jornada tranquila se vivió el Martes Santo.

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