TV-Comunicación

Euskera sin audiencia

  • La poca influencia del canal ETB 1 se confirma en que se tardara un mes en conocerse la gravedad de los contenidos de 'Euskalduna naiz, eta zu'

El camino más corto hacia la alcaldía de Bilbao pasaba por el despacho de la dirección general de la cadena autonómica vasca. Dos directores consecutivos de la EiTB (y por supuesto políticos del PNV hasta la médula), José María Gorordo y Josu Ortuondo, pasaron de la televisión al bastón de alcalde de la localidad más poblada del País Vasco. El actual presidente del PNV, Antonio Ortúzar, fue director de la radiotelevisión entre 1999 y 2008. Dejó el sillón a Binge Zupiria, actual consejero de Cultura y Política Lingüística (palabras mayores para Iñigo Urkullu) y éste se tuvo que marchar cuando el socialista Patxi López se convirtió en lehendakari. Con el PSE gobernando en Vitoria la ETB cambió su mapa del tiempo en Eguraldia: de los territorios de la soñada Euskal Herria se pasó a informar a los espectadores norteños delimitando el País Vasco a sus tres provincias separadas de Navarra y de la frontera francesa.

El mapa vasco del tiempo fue durante varios lustros la imagen más certera de lo que era su autonómica: una herramienta del nacionalismo euskaldún, con intenciones mucho más agudas que "la normalización lingüística", un altavoz de las tesis y visión del PNV más aranista y el foro para dar bombo al fútbol local. Porque durante mucho tiempo lo único que congregaba multitudes en ETB 1, el canal en lengua vasca, eran los partidos de Liga y Champions, ya fueran del Athletic o de la Real, aunque lo que realmente generaba interés era el Real Madrid y el Barça. En aquellos años analógicos el canal en vasco lo veía un 3,5% de la audiencia de allá (un esfuerzo injustificable en baremos económicos), mientras que la señal en castellano, ETB 2, lo seguía un 15% de la población. Gorordo, ese entusiasta defensor de Sabino Arana y del PNV que vendía galletas Artiach, fue el que en 1986 lanzó por su cuenta el canal en castellano para que realmente una mayoría de Euskadi se acercara a la oferta de la cadena regional. Fue en parte una aceptación del fracaso de la propia ETB. Pero de aquellos espectadores que veían a José María Íñigo, el primer fichaje estelar, apenas queda ya un 8% de la audiencia. La ETB 1 incluso tiene una cifra residual, 1,8% de media en febrero. Por eso cuando en esta cadena, en una noche de sábado, se ofreció el polémico y falsamente humorístico Euskalduna naiz, eta zu que tildaba a los españoles de "paletos, chonis, fachas y progres", sólo lo vieron 27.000 personas, que se intuye que disfrutaron con el espectáculo porque pasó casi un mes para que trascendiera la gravedad de su contenido. La actriz Miren Gaztañaga, que proclamaba que éramos "culturalmente atrasados", era defendida ayer con vehemencia por Willy Toledo: una evidencia más del calado del programa de la ETB.

Lo de estos insultos es la versión más sincera, más basta, del mensaje que a lo largo de estos años han venido martilleando de manera más sutil los informativos, debates y sobre todo documentales de ideología afín al PNV y a posiciones más escoradas. No hay ninguna cadena en España que se haya dedicado con más delectación al victimismo de la Guerra Civil. Casi cada semana cae la reseña nocturna al bombardeo de Guernica. La ETB y muchos de sus contertulios se esfuerzan por seguir relacionando "España" con dictadura franquista. Porque, además, la palabra "España" está virtualmente prohibida. Los informadores, como en formaciones como Podemos, hablan de "estado" o de "la selección", por ejemplo. "España" suele ir en términos despectivos, como el otro sábado.

La actual directora, Maite Iturbe, ha venido asistiendo a lo largo de sus cuatro años de gestión a la progresiva pérdida de audiencia, y escaso prestigio en la sociedad civil mundana, de su televisión pública, la más veterana del espectro, nacida en la medianoche del 1 de enero de 1983 porque sí. Al margen de la ley que estaba redactando el gobierno de Felipe González. Si el PSOE proponía un "tercer canal" (se supone que por sentido común de costes dentro del organigrama de RTVE), el gobierno vasco se inventó lo del "cuarto canal". Un canal propio, en decisión unilateral, como hicieron los catalanes. De esos vientos (de este 'secesionismo audiovisual') nació Canal Sur, una de estas cadenas de la Forta de saco sin fondo, llamadas a ser vivero de afectos. La ETB, por veteranía y raigambre, es el ejemplo más evidente del fracaso de estas corporaciones regionales sin apego, sin audiencia y con déficit.

En la sibilina campaña de maquillar la imagen del nacionalismo vasco, con ETA (siempre tratada con excesiva compresión) supuestamente al margen, surgieron contenidos como Tú al Norte y yo al Sur, una coproducción que se podía haber ahorrado Canal Sur. "¿Somos tan distintos vascos y andaluces?", era la intención del programa. Según algún programa de la ETB los andaluces somos unos catetos miserables. Seis paisanos se iban a la guipuzcoana Cestona a partir troncos y seis vascos aterrizaban en Setenil para aprender sevillanas. Los participantes confundían Bécquer con Quevedo o creían que sobre las ruinas de Gades estaba Vitoria-Gasteiz (las ganas).

Al público andaluz, que no es tan culturalmente atrasado como parece creer algún directivo, le trajo sin cuidado esta traslación a reality de una ficción de mentirijillas (de mentiras gordas) como Ocho apellidos vascos. En las noches dominicales de ETB 2 se aborda las historias familiares del terruño con Todos los apellidos vascos. El programa que más gusta allí es El conquistador del Caribe, reality de pruebas extremas en tierras hostiles, muy del pasado euskaldún cuando navegaban con pabellón españolísimo. Lo más conseguido pueden ser los cocineros Robin Food y No es país para sosos. En los zappigns suelen salir las respuestas bárbaras de Atrápame si puedes, concurso de cultura ligera en la sobremesa.

Con su Meza Santua los domingos antes de las retransmisiones deportivas localistas, la ETB 1 por las noches tiene un talent de actores Bago!az, un reality diario juvenil, Gu Ta Gutarrak, un programa de reportajes extremos, Gaillura Neguan, o los debates de Ur Handitan. En su momento el serial Goenkale, el Arrayán euskaldún, la telenovela española con más capítulos (3.707, durante 19 años), era lo más visto de una cadena que ya apenas ve nadie. Ni este fracaso ni las polémicas por irresponsabilidad van a quitar el sillón a Maite Iturbe, que el PNV le reservará un buen destino. La provocación de llamarnos "paletos" y la reacción ha generado satisfacciones en el entorno extremista. La respuesta oficial es que a partir de ahora habrá "más control". La ETB, efectivamente, necesita de más control para justificar sus casi 140 millones de presupuesto, su millar de trabajadores y cuatro cadenas sin público. En la ETB 3 se ofrece programación infantil en euskera (0,5%) y en la ETB 4 se emiten series y películas. Cada tarde cae una del Oeste. Muy de la cultura vasca, no en vano los topónimos Oregón y Arizona son vascos.

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