Crónica olímpica

Los Juegos de la Madrugá

  • Poner el despertador para ver las alegrías y decepciones de los deportistas españoles tiene mucho de hábito cofradiero

Marc Gasol busca un pase durante el partido contra Argentina.

Marc Gasol busca un pase durante el partido contra Argentina. / KIYOSHI OTA/ EFE

Levantarse a las cinco para que una tripulación de vela, cabo arriba y abajo, se quede en puertas de una medalla, tiene la misma sensación que ir a ver las procesiones de la Madrugá y que las cofradías se hayan quedado en casa por la lluvia. Aguantar la noche en La 1 para ver a los chavales de piragüismo o poner el despertador para seguir con intuición fatalista la derrota en baloncesto tiene aire de horario cofradiero, de sensaciones que parecen olvidadas y que siempre tendremos presentes.

Cuando los Juegos Olímpicos son en otro continente estamos mentalizados a seguirlos a deshoras y no es hasta el momento en que se emiten cuando regresamos a ese ritual entre misterioso y casi prohibido de encender el televisor a las tantas para disfrutar del chaparrón polideportivo. Ya en cualquier noche hay que trasnochar para seguir MasterChef o Supervivientes y cualquier día de insomnio se ventila con un maratón de Netflix, pero zapear en busca de medallas que se consiguen o, sobre todo, se frustran, es un placer que hay que pillar al vuelo porque se da de tarde en tarde. En este caso, cinco años.

Los Juegos Olímpicos no son rentables por índices de audiencia, son picos de expectación, y RTVE lo asume con compromiso público. Hasta ahora era un acontecimiento que quedaba entre las corporaciones públicas pero Discovery pujó al alza ante el COI y RTVE ha desembolsado 50 millones de euros por tener 400 horas de Tokio. Una cifra que se percibe algo excesiva dadas las horas en las que esta cita se ha celebrado. Aunque la cadena pública ha querido ser fiel a sus propios hábitos, no habría tenido en la competencia privada una oferta que la pusiera en aprietos.

Los Juegos de la Madrugá lo estamos viendo un buen grupo de incondicionales y se agradece el esfuerzo de tantos profesionales de TVE. Pensemos que el desembolso servirá además para que haya público que se reencuentre en la pasión olímpica con La 1, tan olvidada.

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