En 'El Desafío'

María José Campanario casi se ahoga como muestra de amor

María José Campanario se libra de la pecera ante el aplauso de su marido

María José Campanario se libra de la pecera ante el aplauso de su marido / Atresmedia

Con su esposa María José Campanario metida en un sarcófago lleno de agua de donde debía salir palpando las llaves que abrieran los candados que la aprisionaban, a Jesulín le tuvieron que explicar la palabra “escapismo”. Su mujer iba a marcarse un número Houdini en El Desafío de Antena 3. Campanario se reía sobre cómo a veces hay palabras que utiliza que su marido no descifra. El ubriqueño sigue siendo aquel que fue, un voluntarioso y avispado chaval pleno de llaneza. La vida le dio tanto que en condiciones inestables es difícil sujetar todo lo que se tiene encima. Mucho más cuando es dinero y prestigio del que pueden sisar todos los que están alrededor.

Con sus claroscuros y dobleces, Campanario y Jesulín forman un matrimonio feliz, con un retoño postrero incluso a la vista. El diestro siempre está dispuesto a reinventarse y sin renunciar a nada de sus orígenes en la noche de los viernes de Antena 3, con toda sinceridad, igual se somete a la angustiosa apnea, encabeza un musical con su única canción y única palabra, Toda, como ha de manejar un dron acrobático. O ha de asistir a los agónicos espasmos de su esposa por librarse de una pecera. En el espacio le reconocieron que este reto fue una muestra mutua de amor. La grabación se realizó antes de que ella se quedara embarazada.

En El Desafío los famosos se dejan llevar por sus emociones y corajes ante las pruebas de distinto calibre que han de ir superando cada semana. A veces son regalos, en otras son caramelos envenenados y en otras son una aventura gimnástica que merece la pena asumir.

Los buenos participantes (Sánchez Silva) transmiten pundonor, aplicación; y otros representan un papel, como el amigo rupestre (El Monaguillo) o el ejemplo de superación, como la veterana Norma Duval, aferrada a su estrella abrillantada.

Todo esto era para decirles al final que El Desafío sin Roberto Leal como presentador sería un programa más fláccido, deshilvanado. Hay veces en que el conductor sabe decantar la moneda a un lado, el del interés.

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