El fin de semana vi el '625 líneas' dedicado al resumen del año 1978. Reconozco que es un placer culpable éste de recuperar programas del Archivo de TVE. Pero resulta muy aleccionador. Es didáctico a la vez que entretenido zambullirte en la televisión del ayer. No se trata de asistir a un capítulo de 'Cuéntame cómo pasó' sino de una inmersión en la parrilla de la programación, pura y dura, cuando no existía más que un canal y medio. Un canal que abría a las dos de la tarde y descansaba entre las cuatro y a las seis de la tarde, y otro que solamente emitía a partir de las ocho. Sin que los vídeos hubiesen llegado al mercado y con Internet como un futurible, ni que decir tiene que cualquiera de los contenidos enumerados en este '625 líneas' dominical eran vistos por muchos más millones de espectadores que los programas actuales.

El año 1978 fue el de 'Cañas y barro' como mejor serie española. El de 'Capitanes y reyes' como mejor serie extranjera. Y el de la tercera temporada de 'La casa de la pradera'. Entre abril y junio se emitió 'Dos por dos', con Isabel Tenaille y Mercedes Milá, el primer invento de Fernando García Tola. 1978 fue también el año de 'La España de los Botejara', un experimento de Alfredo Amestoy, que coincidió en emisión con 'Vivir cada día', a su manera, dos primigenios docu-realitys. Al plató de '625 líneas' acudían actores internacionales para promocionar sus series. Una de ellas fue la británica Paula Wilcox, coprotagonista de 'Un hombre en casa', que nos sacó los colores con su buen español.

De todo este han pasado cuarenta años justos. En la actualidad carecemos de un programa similar. Aunque sería más que necesario.

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