Así es 'Respira', la serie del doctor Pablo Alborán
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Respira convierte en trama dramática la defensa de la sanidad pública y la lucha contra su privatización entre los dramas personales de profesionales y pacientes. Otra propuesta española de Netflix que la pasada semana estrenó su segunda temporada con nuevos personajes, con el debut en la interpretación del cantante malagueño Pablo Alborán .
La serie Respira prosigue con historias que abordan la salud mental, el afecto, el crecimiento personal o la corrupción. El inicio de la temporada arranca con la noticia de la privatización del hospital valenciano Joaquín Sorolla pese a las protestas de sus trabajadores, que deben asumir una nueva manera de trabajar y gestionar el centro médico.
“Hasta hace unos años no se cuestionaba la sanidad pública, era uno de los bastiones de nuestra democracia”, explica Aitana Sánchez-Gijón, la veterana actriz que da vida a la jefa de cirugía del hospital, la doctora Pilar Amaro.
“Una de las razones de crear esta serie fue alertar sobre eso: no podemos perder nuestra joya de la corona, que es la sanidad pública” ha subrayado el creador de Respira , Carlos Montero, en un proyecto que prosigue a su éxito internacional, Élite.
Para Alfonso Bassave, actor que da vida a Lluís, el director del hospital, una de las claves es la conciencia tomada por la ciudadanía acerca de este tema: “Después de la pandemia, como sociedad nos hemos hecho más conscientes, independientemente de la ideología de cada uno, de la importancia de los recursos públicos, especialmente de la sanidad”.
La actriz Najwa Nimri encarna al personaje que ejecuta la privatización del Joaquín Sorolla, Patricia Segura, la presidenta de la Generalitat Valenciana, enferma de cáncer y tratada en el propio centro sanitario. A diferencia de su personaje, ella espera que la serie consiga que nadie dude de que la sanidad pública es “un bien necesario”.
Sobre porqué la trama de Respira ha suscitado tanto interés en los espectadores, Bassave lo tiene claro: “Dejan de ver temas como este solo en el telediario, también lo ven en una ficción en la que hay actores que les gustan y que les cuelan una trama personal que engancha”.
Para Montero, las ficciones médicas funcionan porque muestran a unos personas que viven “entre la vida y la muerte” y están constantemente “al borde de un dilema tremendo”. “Tienen que tomar decisiones urgentes que pueden salvar la vida a pacientes, es un magma estupendo para crear series con mucha adrenalina y que el público disfruta mucho”, concreta el creador de Respira , para quien el reto está en “hacer que un sitio tan inhóspito como un hospital, al que nunca queremos ir, se convierta en un universo atractivo”.
Manu Ríos, que da vida al joven residente de oncología Biel, cree que una de las cosas más positivas de la serie es que “es muy coral”. “Hay tantas situaciones diferentes y tantas historias que mucha gente va a poder conectar con una trama o identificarse con algún personaje”, resalta.
En esta segunda temporada que ha estrenado Netflix tres personajes nuevos entrarán en esa rueda de tramas. Por un lado una prestigiosa oncóloga llamada Sophie Lafont, que tratará a Patricia con un medicamento experimental; un nuevo gestor del hospital, Nicolás, que resultará ser el padre de Biel; y un cirujano plástico con mucho interés por ganar dinero, que es el personaje que interpreta el cantante Pablo Alborán .
Otro de los temas estrella de la nueva temporada es la salud mental, que toma un lugar protagonista con el estrés postraumático desarrollado por la doctora Jéssica Donoso, interpretada por Blanca Suárez, tras ser atacada por un paciente; o la bipolaridad de Óscar, el hijo de la doctora Amado, a cargo de Rafa Verdugo.
“Está bien que una serie como la nuestra, con una vocación de llegar a un público muy amplio, meta el dedo en esa llaga”, opina Aitana Sánchez-Gijón. La actriz destaca las partes en las que la serie muestra a un personal médico que trabaja “al límite de sus fuerzas”: “Acaban teniendo problemas de salud mental, como estrés que tapan con pastillas, y eso, tener un personal estresado al borde de sus fuerzas, acaba teniendo consecuencias”.
“Detrás de la política, de la gestión de los hospitales, hay seres humanos, igual que estamos nosotros como pacientes, están ellos como médicos”, defiende Pablo Alborán .
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