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Enrique Ponce lideró la temporada taurina más corta desde la Guerra Civil

  • El veterano diestro valenciano, con 16 actuaciones, ha encabezado el escalafón de 2020

Enrique Ponce  en la plaza de toros de La Malagueta el año pasado.

Enrique Ponce en la plaza de toros de La Malagueta el año pasado. / El Día

El veterano diestro valenciano Enrique Ponce, con 16 actuaciones, ha encabezado el escalafón de matadores de toros de la temporada taurina de 2020, que, a causa de la pandemia del Covid, ha sido la más corta en cifras desde los años de la Guerra Civil española. Si en 1936, cuando estalló el conflicto, se celebraron en España 104 corridas de toros y Domingo Ortega la lideró con 45 paseíllos, en 2020 solo se han podido celebrar 63 de estos festejos mayores, a los que se suman las solo 14 novilladas y los 11 espectáculos de rejones que definen una reducción de un 89 por ciento en la actividad taurina con respecto a la temporada anterior.

Esta drástica caída en la celebración de festejos a causa de las medidas sanitarias ha supuesto, por ende, otra notable reducción en el número de diestros que han actuado en ruedos españoles y también en los franceses, donde solo se han celebrado 15 espectáculos. De tal forma, en 2020 se han vestido de luces 56 matadores de toros, frente a los 144 de 2019, y contando además con un escaso volumen de actuaciones, pues si Ponce ha toreado únicamente 16 corridas, su inmediato seguidor en la tabla, el extremeño Emilio de Justo, se quedó justo en la mitad. Tras ellos solo han pasado de las cinco corridas Daniel Luque, Curro Díaz, Juan Leal o El Fandi.

Ante tan acusada escasez de festejos, ha habido destacados espadas que no han llegado a torear ni una sola tarde, como el peruano Roca Rey, el riojano Diego Urdiales -se suspendió por impedimentos sanitarios su única actuación prevista- o incluso el madrileño José Tomás, cuya comparecencia en la feria francesa de Nimes se anunció a primeros de año. Precisamente en ese coso galo se celebró, ya en septiembre, la única alternativa de 2020, que tuvo como protagonista al diestro madrileño Marcos Pérez, en una temporada en que también se conocieron las retiradas del francés Sebastián Castella y de Toñete y las reapariciones de Salvador Vega y Jiménez Fortes. En cuanto a los novilleros con picadores, el gaditano Francisco Montero, con sus cinco paseíllos, ha sido de los 34 registrados el que más veces ha actuado en los solo 14 festejos verificados en esta categoría, mientras que, como en las dos temporadas anteriores, la amazona gala Lea Vicens, esta vez con solo 11 actuaciones, encabezó la tabla de los rejoneadores que este año ha alcanzado los doce nombres.

En total, la masiva pérdida de festejos durante la pandemia ha supuesto una gran reducción en el número de toreros que figuran en los tres escalafones -matadores, novilleros y rejoneadores-, con un promedio de hasta un 70 por ciento menos de profesionales que en la temporada de 2019. Pero mayor aún ha sido la caída en el apartado ganadero, ya que, entre utreros, cuatreños y cinqueños, esta temporada se han podido lidiar en las plazas un total de 568 astados (379 en corridas, 95 en novilladas picadas y 94 para rejoneo), lo que supone un 85 por ciento menos de reses que en la campaña anterior, cuando se estoquearon 3.880.

La ganadería que más ha vendido a festejos formales en 2020 ha sido la de Fermín Bohórquez (42, la mayoría para rejones), seguida de las de Juan Pedro Domecq (32), Zalduendo (24), Alcurrucén y Domingo Hernández (23), García Jiménez (22), Jandilla (21), Victoriano del Río (19), Victorino Martín (17) y Miura (16). El resto de divisas que ha podido lidiar sus reses en festejos mayores, hasta llegar a 82, ha tenido muy escasas cifras de venta, casi siempre por debajo de seis ejemplares, mientras que no han podido hacerlo otras 74 que si llegaron a hacerlo en la temporada de 2019.

Es así como la situación en el campo bravo alcanza niveles alarmantes, con una masiva producción de animales que no han tenido salida a las plazas y que han debido sacrificarse en los mataderos industriales a un precio muy inferior que, según las asociaciones de ganaderos, no alcanza ni para cubrir los gastos de su crianza.

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