Toros

Isiegas corta la primera oreja de la Feria del Pilar

primer festejo de la feria del pilar de zaragoza Ganadería: Novillos de Los Maños, de desigual remate y hechuras, algunos con trapío de toros, y casi todos de mucha alzada. Dieron un juego dispar. TOREROS: Pablo Aguado, ovación tras aviso y ovación. Jorge Isiegas, ovación tras petición de oreja y oreja. Adrien Salenc, silencio y silencio tras aviso. INCIDENCIAS: Plaza de Zaragoza. Algo menos de media entrada.

El novillero zaragozano Jorge Isiegas, en un constante alarde de firmeza y entrega, se reveló como uno de los aspirantes de mayor proyección de cara a la próxima temporada. A los novillos de la tierra, que salieron con divisa negra en señal de luto por la muerte de Víctor Barrio en las astas de un toro de su mismo hierro, les faltó en conjunto un punto más de raza y entrega.

Ya se pidió para el aragonés la oreja de su primero, sólo que un feo bajonazo demeritó finalmente una faena en la que destacó sobre todo la firmeza con que Isiegas alargó con mando las embestidas de un cárdeno noble pero de poco celo. Pero la faena realmente meritoria fue la que le premiaron ante un quinto novillo con trapío de auténtico toro y que empezó a embestir a su muleta con cabezazos y muy escaso recorrido. Esta vez, la virtud de Isiegas, sumada al firme valor ya demostrado, fue evitar con temple que los pitones rozaran la tela y darle al animal los tiempos y la distancia adecuados para que los pases tuvieran más dimensión que la sospechada. El zaragozano logró así tres excelentes series de naturales que fueron la cumbre de una actuación muy sólida y que le sitúa claramente entre los novilleros a seguir en 2017.

El ejemplar de más clase y entrega de la esperada novillada de Los Maños fue el que abrió plaza, que desde los primeros lances de capa mostró tanto su calidad como también el defecto de sus medidas fuerzas. Aun así, el novillo aguantó un intenso tercio de quites en el que su matador, Pablo Aguado, lo meció en unas soberbias verónicas, e Isiegas presentó su tarjeta de visita con unas valientes saltilleras capote a la espalda. En el trasteo de Aguado el novillo respondió más y mejor por el pitón izquierdo, justo el lado por donde, a pesar de que no lo explotó por completo, se vio con claridad la mejor versión del sevillano en dos series de hondo temple y con un regusto muy clásico. Ya con el cuarto, otro ejemplar de gran seriedad y que se aplomó pronto, Aguado se mostró solvente pero sin poder mostrar de nuevo sus mejores bazas como torero.

Por su parte, el francés Adrien Salenc lidió a su lote con una palpable inseguridad que le llevó a desplazar muy hacia afuera las embestidas de su primero y a torear con escaso asiento y mando al sexto. Aunque amagó rajarse, este último utrero del encierro tuvo un pitón izquierdo con muchas más posibilidades de las que aprovechó Salenc en un dilatado trasteo durante el que, significativamente, recorrió todos los terrenos del ruedo.

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