El Acta de Vivancos

Cuidado, giro de 180 grados a la vista

  • Para este tercer año de la era Turki se vislumbra un panorama diferente a tenor de los rumores (antesala de numerosas noticias) sobre nuevos fichajes

  • Con entusiasmo se ha acogido la vuelta de Óscar Fernández, en este caso para entrenar al filial, cuando en realidad su trayectoria es limitada y viene de descender con el filial del Valencia

Entrenamiento de la pasada temporada.

Entrenamiento de la pasada temporada. / UDA

Transición en toda regla. A junio le quedan días y prima lo de, hasta el 30 de junio. A partir del 1 de julio, según expiran contratos, se conocerán los primeros movimientos de jugadores de forma oficial. Otra pretemporada que se prevé movida, intentando cuadrar las virtudes que toda plantilla necesita para ascender.

A la llegada de Turki se experimentó con una mezcla de suplentes del último año de Alfonso García, con nuevas y adineradas apuestas de cara a elevar el nivel. En el segundo mandato del saudí se apostó por jóvenes promesas no exentas de calidad. Tan solo le faltó al segundo proyecto de Turki continuidad física hasta el final, menos arbitrajes dudosos y sobre todo no haber tenido de rivales a dos conjuntos destinados a volver a la máxima categoría. Sin embargo, para este tercer año de la era Turki, el que en principio se dijo que sería el definitivo para aspirar a lo más alto, se vislumbra un panorama diferente a tenor de los rumores (antesala de numerosas noticias) sobre nuevos fichajes.

Si no se nos sorprende con algo diferente, la nueva remodelación de la plantilla rojiblanca viene con sello nacional y dosis de experiencia. O sea, con un giro de 180 grados que, sinceramente, inquieta a un servidor. En la vida no se pueden dar bandazos, máxime con tanto dinero en juego y menos en una temporada tan decisiva, repito, con el plazo impuesto por la nueva dirección del club para ascender, expirando. Está bien que lleguen jugadores experimentados y nacionales, pero si vamos a poblar la plantilla con ese perfil, se corre el peligro de convertir a esta nueva UDA en un Tenerife u Oviedo de turno, con jugadores avezados, con un plantel interesante, pero careciendo de esa magia, de esa calidad que proporcionan determinadas piezas que bien podrían jugar en Primera.

Se corre el peligro de convertir a esta nueva UDA en un Tenerife u Oviedo de turno, con jugadores avezados, pero careciendo de magia

Sin Samú, Sadiq, Ramazani o las aportaciones puntuales de jugadores como Carvalho, por poner algunos ejemplos, no se hubiese estado en la pomada. De hecho, hay algo que parecen olvidar los aficionados. Y es que desde que llegó Turki se ha estado en posiciones de podium de liga durante la mayoría de las jornadas de las dos últimas temporadas. Se ha sufrido, se ha padecido y los seguidores rojiblancos se han sentido decepcionados al no lograr ascender, pero parece que a más de uno se ha olvidado que en el epílogo de Alfonso García se luchaba por no descender, incluso por sobrevivir como club. Ni siquiera en un año redondo en todos los sentidos, como el de Fran Fernández, se olieron las primeras posiciones. Por eso, no vayamos ahora a saco a por lo nacional, despreciando lo “exótico” que arribó (Darwin, Sadiq, Ramazani, Samú, etcétera), con ese toque diferencial, porque nos podemos dar de bruces con la mitad de la tabla. Un equilibrio (fundamental en todos los órdenes de la vida) entre ambas tendencias, sería lo ideal.

Por cierto, con entusiasmo se ha acogido la vuelta de Óscar Fernández, en este caso para entrenar al filial. Es entrañable, tras la lógica y forzosa salida de la UDA horas después de la llegada de Turki, pero se le ha recibido como a un héroe deportivo, cuando en realidad su trayectoria es limitada y viene de descender con el filial del Valencia. Toda la suerte del mundo, pero conviene no dejarse llevar por euforias sin sentido. Con el caso Peybernes, con más sensaciones positivas que realidades, tuvimos bastante.

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