LaLiga 1|2|3

Día para tirar de oficio y tan felices (2-1)

  • En una jornada en la que algunos rivales directos se desenganchan por abajo, la seriedad y el acierto valen tres puntos de oro. El partido físico planteado por el filial, le vino bien a un Almería ordenado y contragolpeador

Los jugadores del Almería felicitan a Uche tras su gol.

Los jugadores del Almería felicitan a Uche tras su gol. / Javier Alonso

Segunda División, o como se llama ahora Liga 1,2,3, es una categoría perra, un microcosmos futbolísticos en el que más vale el orden que la calidad, los goles que las posesiones. Los grandes teóricos del balompié contemporáneo, con Valdano a la cabeza, reflexionan sobre la importancia de tocar y tocar, controlar todos los espacios del campo para maniatar al rival. Todo es cierto entre los nobles, pero entre los plebeyos, las cosas son distintas.

Hasta el cambio de entrenador, el Almería se hartó a perder partidos y a regalar puntos que ahora hacen mucha falta, por una idea que no le conducía a ningún sitio. La testarudez le condujo a un callejón sin salida, a un laberinto para el que Ramis tiene un mapa, que de momento va siguiendo pese al poco tiempo que hay. El tarraconense no tiene una varita mágica, pero sí sabe lo que este equipo necesita y son refuerzos anímicos como el que logró ayer, basado en el orden y la eficacia.

Más allá de la dificultad que iba a plantear el Sevilla Atlético, el partido era complicado por el contexto. Llegaba tras haber desperdiciado dos oportunidades de haber salido del descenso y con el bajonazo de la inesperada victoria del UCAM en Gerona. No era tarde para salir por la puerta grande, sino para coger el pico, la pala y bajar a la mina.

Es innegable que los rojiblancos tienen calidad y ésta sale a relucir cuando las sensaciones que transmite el equipo son buenas. Si antes no salía nada, era porque había un tembleque generalizado, no había consistencia. Ahora, sin grandes ostentaciones con el balón, el Almería es muy peligroso en campo rival. Por eso, le vino a las mil maravillas el partido que planteó el Sevilla Atlético, que corría mucho hacia el área de Casto y dejaba unos espacios maravillosos, bien aprovechados por Quique y Fidel. La presión visitante en varios momentos conseguía ahogar a la UDA, a la que ya no le tiembla el pie a la hora de dar un punterazo y buscar el juego de espaldas de Uche.

Con los buenos extremos que tiene el Almería, han tenido que pasar muchas jornadas para sacar rendimiento a su velocidad. Quique, que cumpliría aunque lo pusieran a romper entradas en el torno, condujo dos buenas contras que iban a destrozar al Sevilla Atlético. En la primera asistió para que Uche se inventara un remate de crack, de goleador de equipo con otras cotas, al adelantarse a Bernardo y con la puntera de la bota ponerla en el único hueco que no cubría el corpulento Caro. Y la segunda fue psicológica, en el único momento en el que el filial metió realmente miedo, pues Nano se hizo un lío y Gual casi bate a Casto en una salida a la desesperada. Ximo, inconmensurable en el sitio en el que no quería ponerlo Soriano, el centro de la defensa, rescata el balón golpeado con suavidad por Gual casi bajo los palos e inicia una contra nuevamente conducida por Quique, que Fidel remacha con calidad a un Sevilla Atlético al que ya le costaba bajar.

El oficio estaba dando beneficio, pese al único lunar negro que llegó en un despiste de Joaquín en la marca de Carrillo en un córner, que suponía el 2-1. El único resquicio de falta de concentración que mejor que no ocurra más, aunque no empaña un triunfo necesario para creer.

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