El acta de Vivancos

No me resigno

  • Me queda un sentimiento de amargura antes del parón porque el jugo hay que exprimirlo, hasta la última gota, sobre todo en momentos clave (Mallorca y Espanyol), y no se hizo

Piña final de los jugadores rojiblancos tras el partido.

Piña final de los jugadores rojiblancos tras el partido. / LFP

Soy ambicioso por naturaleza, por eso no me resigno a mostrarme satisfecho con el juego de la UDA ante un rival de Primera como el Espanyol, tampoco me resigno a pensar que el contrario jugó con un delantero de Champions o que, en resumidas cuentas, se mereció la UDA al menos empatar en el estadio de un equipo que al comenzar la temporada parecía imbatible. No, porque este Almería no exhibió todo su poderío. Cualquier seguidor sabe de las virtudes de la plantilla rojiblanca, dada su amplitud y posibilidades de cara a presentar múltiples alternativas ante sus adversarios. Que sí, que el trabajo de Gomes está siendo bueno y que su esquema ya es reconocible, magnifica noticia para un entrenador, pero un servidor se cansa de tener que soportar en cada once inicial de la UDA a un jugador que no aporta como los demás.

Si en numerosas jornadas Villalba no llegaba al nivel de sus compañeros (solo le salvan sus goles), en esta ocasión fue Lazo el que no aportó nada, y no porque tuviera un mal día, sino porque al anunciarse el once inicial a buen seguro que una gran mayoría de aficionados mostró su disconformidad por la decisión de Gomes, al concederle a Lazo su enésima oportunidad. Ojalá hubiese sido el día de la resurrección del gaditano, pero tampoco lo fue. Mientras, un jugador con las prestaciones de Ramazani, totalmente contrastadas, calentaba banquillo. De nuevo, como ya sucediera ante el otro gran rival, el Mallorca, se comete una frivolidad. Rectificar es de sabios, pero cuando se hace demasiado tarde, a lo mejor no es de ser tan sabio. La excusa que dio Gomes en rueda de prensa ante su tardía reacción fue la de la buena dinámica de sus jugadores durante el choque, sobre todo cuando parecía que podía adelantarse la UDA en el marcador, pero de nuevo me refiero a la resignación, al conformismo por un buen partido, que lo era, pero quizá necesitado de un plus, de un acicate, de algo diferente para terminar de desequilibrar a la zaga blaquiazul. Ramazani entró demasiado tarde por Lazo, sin ritmo, y no digamos los tres últimos jugadores rojiblancos.

En cuanto a la jugada que dio origen al segundo tanto del Espanyol, dos puntualizaciones: Makaridze dudó y salió muy tarde a tapar a Puado (se acordaría de su penalti en Albacete) y en consecuencia se gestó la jugada que dio origen a la pena máxima, donde Cuenca cometió una falta en el fragor de una situación peligrosa; O sea, que de bisoño, nada. Luego, Makaridze no puede quedarse parado ante el lanzamiento de Raúl de Tomás, porque en esa situación extrema un guardameta debe de tomar decisiones, equivocadas o acertadas, pero decisiones, máxime cuando el lanzamiento fue tan centrado. En definitiva, eché en falta las variantes que la plantilla de la UDA puede exhibir durante un choque con sus cinco cambios, pero realizados en tiempo y forma. Todo lo expuesto no quita mérito alguno al buen trabajo de Gomes, a la excelente temporada de Samú, a la clase de Morlanes, al pundonor de Sadiq o al infortunio de este Almería que se ha topado con dos rivales que ya superan los 40 puntos antes de finalizar la primera vuelta. Aun así, me queda un sentimiento de amargura antes del parón navideño, porque el jugo hay que saber exprimirlo, hasta la última gota, sobre todo en momentos clave (Mallorca y Espanyol), y no se hizo.

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