Univ. de Almería

A 11.000 personas a El Palmeral

Una cita histórica, una excelente ambiente, un telón de fondo envidiable y mucho que celebrar: el Día de la Música y el 25 Aniversario de la Universidad de Almería. La playa de El Palmeral recibió el jueves a unas 11.000 personas que disfrutaron de los tres conciertos de The VibroWaves, Vinila Von Bismark y, el plato fuerte, los granadinos Lori Meyers.

Una abrumadora respuesta para esta cita organizada a través del trabajo conjunto de la Universidad de Almería, en el marco de su 25º aniversario; el Área de Cultura, Educación y Tradiciones del Ayuntamiento de Almería, dentro de su programación del Almería Summer Festival; y el Cooltural Fest, dentro de las actividades complementarias que viene desarrollando desde el pasado mes de diciembre.

Los encargados de abrir fuego fueron los valencianos The VibroWaves, un dúo de reciente creación que, partiendo del rock setentero por la vía del blues, sorprendieron con su propuesta certera de guitarra y batería, con incursiones hacia terrenos de hard rock y garaje.

Distorsión de la vieja escuela y percusión visceral que, incluso, llegaron a intercambiar papeles a mitad de actuación para terminar de sorprender a un público que poco a poco fue llenando la arena de la playa, coincidiendo con la bajada de la intensidad del sol. El inicio de lo que se preveía como una velada de las grandes.

Siguiendo los horarios previstos con total puntualidad, a las nueve aparecía en el escenario la visceral y enigmática Vinila Von Bismark. Una poderosa imagen tras la que se esconde una manera muy pasional de vivir y sentir la música, como demostró en el inicio con una impresionante versión del Todo es de color de Lole y Manuel, con tronío y con un sobresaliente empaque rítmico de su versátil grupo. Y es que el repertorio de Vinila pasó por el rock de su álbum A place with no name, con temas como el homónimo, Snake, 'I've got my eyes on you o Feel like a Man.

Aunque donde verdaderamente se siente cómoda Vinila Von Bismark en los últimos tiempos es en esa amalgams de sonidos calientes que vaporiza en su último disco Motel llamado mentira. Fuego, El Niño del velero, Sólo para mí, Vinila Masagua o las bailonas Quiero decirte al oído o Ven y atrévete animaron y de qué manera a los ya miles de almerienses que iban llegando al color de la música.

Asiduos a veranear en Cabo de Gata, la banda capitaneada por Noni López arrasó con todo en un concierto intenso de principio a fin y bastante equilibrado en el repertorio, puesto que veinte años de prolífica trayectoria se lo permite, siempre con la base sólida de un público muy fiel, que ayer se dejó la garganta en mucho de los temas de Lori Meyers. Evolución, Luces de Neón, Planilandia y Luciérnagas y Mariposas calentaron un ambiente que ya no decaería.

Con un sonido pulcro y un poder guitarrero muy por encima de la media de lo que podríamos considerar 'indie', Lori Meyers se creció ante la respuesta popular. Océanos, Impronta, Tokio ya no nos quiere, El tiempo pasará o Dilema, dieron fe de ello. Noche agradable al olor de la sal del Mediterráneo y un cielo estrellado que tanto surcó el Telescopio Hubble, tema recuperado que compusieron con motivo de su 25º aniversario.

Unos conjuntados Ale Méndez y Alfredo Núñez, comandaban al resto de músicos que mantienen viva la estela de aquella banda que soñó con llenar recintos con el nombre de una canción de NOFX. Explícame, Pierdo el control, la cortante Corazón elocuente y Siempre brilla el sol acercaron el primer final de la actuación, antes de pasar a ese homenaje encubierto al Santa Lucía de Ríos en Zona de Confort y la fiesta cantinera con parafraseo a Junco en Emborracharme.

Cualquiera se podría haber sentido ya satisfecho por lo presenciado, pero todos sabían que quedaba todavía la apoteosis final de los bises. Tras Huracán aparecerían temas antológicos que ya se han convertido en intergeneracionales como Religión, ¿A-Ha Han Vuelto? y Mi realidad, todos del disco Cuando el destino nos alcance y la fiesta final de Alta fidelidad, en la que hay que puntualizar que las sonrisas y cánticos, en el Día de la Música, fueron culpa de Lori Meyers.

Cinco minutos después de terminar el concierto, un espectáculo piromusical donde no faltó Paradise de Coldplay o una versión del Hallelujah de Leonard Cohen pusieron banda sonora a un creciente castillo de fuegos artificiales. No hay que olvidar que a lo largo de la tarde-noche en la zona de la Calle de las Tiendas, fue el otro lugar elegido para acoger varios recitales y conciertos.

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