Almería y sus personajes I Rafael López Vigueras (Pintor y trabajador jubilado de Simago)

  • Nació en Húercal Overa hace 93 años, la pintura es su pasión

  • En 1962 fue nombrado ‘Becario Distinguido’ y le concedieron una beca para irse al París bohemio

“Soy el último superviviente de los pintores indalianos”

Escrito por

José Luis Laynez Bretones

De aquella primera promoción de pintores Indalianos no queda ninguno vivo; pero hemos rescatado al único de la segunda promoción que aún vive e incluso pinta, a sus 93 años de edad: Rafael López Vigueras.

–’¿Está usted seguro que tiene 93 años? No lo parece’

–Haz la cuenta. Yo nací el 20 de septiembre de 1927 en Huércal Overa ya que mi padre era funcionario de prisiones y lo trasladaban mucho. Me crié en Cartagena y de allí a Murcia. De niño pintaba todo lo que caía en mis manos, especialmente los cómics. En Murcia fui vecino del pintor Garay, que tenía una academia; y allí empecé a pintar ya más en serio.

–’Pero muere su padre y la familia se viene a Almería’.

–Si, fue en la guerra civil. En 1950 me matriculé en la Escuela de Artes uno de cuyos profesores, Cañadas, se fijó en mí, me puso en contacto con los Indalianos y comencé a asistir a sus Tertulias en el Café Miami, frente al Instituto.

–’Y llega el año 1962’.

–Muy importante en mi vida ya que en la Exposición Nacional de Arte me nombraron ‘Becario Distinguido’ y me concedieron una bolsa de estudios para ir a París durante seis meses. Aquello era un sueño.

Franco le entrega el diploma de ‘Becario Distinguido’ en 1962. Franco le entrega el diploma de ‘Becario Distinguido’ en 1962.

Franco le entrega el diploma de ‘Becario Distinguido’ en 1962.

–’Vamos con la primera anécdota de aquel viaje’.

–¡Qué horror de viaje! Fui con el escultor Lorenzo Cascales y tardamos ¡tres días! en llegar. Nos bajamos del tren agotados y nos entretuvimos demasiado bajando maletas y bártulos de pintura. Total, que cuando íbamos a salir la estación había cerrado y tuvimos que maldormir sobre mantas y los lienzos que llevábamos. Con el cansancio que llevábamos en el cuepo, era lo que nos faltaba.

"Llegamos en tren a París y cuando íbamos a salir la estación había cerrado; tuvimos que dormir en el andén”

–’Seis meses estuvo en París...’

–Vivíamos en una buhardilla y comíamos en la residencia univesitaria...no todos los días. Allí estaba el Indaliano Alcaraz al que recurríamos constatemente, era nuestro mentor. Ese medio año me curtió como persona y como pintor.

–’Pero todo tiene un final y regresó usted a Almería’.

–Y de la pintura no podía vivir. Entonces vi un anuncio pidiendo gente para trabajar en unos grandes almacenes que iban a abrir, Simago. Hubo 200 solicitudes y fuimos tres los elegidos, los señores Romero, Jiménez y yo. Simago se inauguró en el solar que quedó tras el derribo del Hotel Simón en abril de 1967 y entré de jefe de Alimentación de la primera plantilla. No podía compaginar el trabajo y la pintura y la dejé ... durante 36 años, hasta que me jubilé.

–Gratos recuerdos de aquellos años de Simago...

–Es que éramos una gran familia. Los empleados hacíamos muchas actividades: concursos, viajes, nos vestíamos de Reyes, teníamos una rondalla... ¿Otra anécdota? Un domingo fuimos a Nacimiento a hacer un concurso de paellas en el campo. Pero nos cayó un diluvio que no podíamos casi bajarnos del coche. Total que el cura nos cedió el salón parroquial y allí hicimos lo que pudimos.

"Tras casarme entré a trabajar en 1967 en los primeros grandes almacenes de Almería: Simago, en el Paseo”

–No volvió a la pintura hasta su jubilación’.

–Pues sí, en 1992. Ya no estaba en Simago sino en Keler de delegado de ventas; y al cumplir 65 años me jubilé. Entonces volví a pintar e incluso hice exposiciones en Almería y en Vera. Pero tomé la costumbre de regalar un cuadro a los sobrinos que se casaban (el primero fue para ti) y no tenía suficientes para hacer más exposiciones. Sigo pintando pero todo queda en mi casa... o en las de mis sobrinos.

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