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Historias del lavadero y la fuente

  • El municipio de Íllar protagoniza un emotivo encuentro en el que se puso en valor la tradición de los principales monumentos de la villa. Próximamente se editará un libro con textos e imágenes. 

Los illenses disfrutaron de una jornada que difícilmente olvidarán. Los illenses disfrutaron de una jornada que difícilmente olvidarán.

Los illenses disfrutaron de una jornada que difícilmente olvidarán.

La vida de un pueblo gira en torno a sus tradiciones, sus monumentos y sus gentes. Y cuando todo ello confluye, emergen sentimientos y recuerdos entre aquellos que hicieron de la costumbre supervivencia y que hoy son voz autorizada para volver a poner en primer plano todo aquello.

Lo acontecido el pasado sábado en Íllar bien puede ser un ejemplo de esa unión entre lo añejo y lo actual. Y es que el municipio alpujarreño vivió un encuentro con sus vecinos en el que se pusieron en valor vivencias, recuerdos y anécdotas con el lavadero y la fuente de la villa como punto de encuentro.

Estos monumentos aglutinaban gran parte de la cotidianidad del pueblo, dado que no solo abastecían de agua a los illenses sino que sus caños y sus piedras han sido testigos de una cantidad ingente de rumores, chismes, cuchicheos e incluso declaraciones de amor que también forjaron el carácter de unos vecinos que el sábado volvieron a aquellos años en los que aún cruzábamos miradas con nuestros iguales, y no con las pantallas que hoy invaden nuestros días.

La fuente del municipio, con los caños a pleno rendimiento. La fuente del municipio, con los caños a pleno rendimiento.

La fuente del municipio, con los caños a pleno rendimiento.

Alrededor de cien personas se dieron cita a los pies de la fuente y el lavadero de la localidad; la mayoría peinaban canas pero también se dejaron ver jóvenes y niños que pudieron conocer la importancia que antaño tenía el agua cuando no era tan sencillo acceder a ella o cuando faltaba y había que recorrer kilómetros para ir en su busca.

Para hacer del ambiente algo más íntimo, se dispusieron como motivos decorativos cántaros, jarrones y velas en una noche en la que hasta el calor dio tregua y se paró a escuchar los recuerdos de los illenses, respetados por un profundo silencio que únicamente fue roto por el sonido del agua cayendo de los caños.

Este primer encuentro vecinal ha servido, además de para poner de actualidad vivencias del pasado, para sentar precedente y hacer de esta iniciativa algo que se prolongue en el tiempo y que pueda repetirse de forma anual. No en vano, desde el consistorio tienen el objetivo de planear futuras ediciones con mayor antelación e introducir nuevas variantes que hagan de esta experiencia algo único cada año.

Jarrones y velas decoraron una velada muy especial. Jarrones y velas decoraron una velada muy especial.

Jarrones y velas decoraron una velada muy especial.

Y como quiera que las palabras se las lleva el viento, los responsables municipales se han propuesto dar forma a un libro nutrido de experiencias escritas e ilustrado con imágenes para hacer de este un recuerdo imperecedero construido desde su génesis por los propios vecinos del municipio almeriense que contribuya a que la historia de los monumentos illenses no caiga en el olvido.

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