La Pasión Viviente de Cristo no se celebró en 2018 y fue uno de los momentos con gran tradición que muchos fieles, tanto vecinos como visitantes, echaron de menos el año pasado. Pero han regresado con más fuerza que nunca y lo demostraron con la representación que encarnaron en la Villa de Gádor.

La idea era darle una vuelta a lo que ofrecían a los fieles. Sumaron tres escenas y además abarcaron más espacio de la Villa.

Los ensayos los han ido realizando en el Centro de Usos Múltiples y en su explanada. Según el párroco Víctor Montoya Villegas, que también es el director de la representación, “era muy fácil volver este año porque hicimos un aplazamiento para darle una vuelta, repensar las escenas, introducir algunas nuevas y aportar mayor vivacidad. La bicentenaria villa de Gádor se convertirá en la milenaria Jerusalén”.

Jesús en su entrada triunfal a Jerusalén.

Todo partió desde la plaza del Barranquillo y uno de los espacios donde transcurrió una de las escenas fue en la Plaza de la Ermita. Aproximadamente 40 intérpretes conformaron el núcleo principal del elenco, aunque en la Entrada Triunfal y Purificación del Templo hay algunos de los vecinos del pueblos que acompañan ataviados a los protagonistas.

Multitud de vecinos y políticos asistieron a la representación.

El párroco ya resaltó el esfuerzo de los intérpretes de esta representación: “Destacaría la implicación de los participantes. Viven de su trabajo y buscan el hueco para ensayar por el amor a la tradición, por su devoción y porque para muchos es una experiencia religiosa. Se consiguen muchos momentos íntimos. No tienes que forzar a la gente porque ellos mismos están muy volcados. Es un compromiso muy grande porque muchos salen del trabajo y van con un bocadillo porque hay que ensayar por la noche durante dos horas y media. Y al día siguiente hay que trabajar”.