Pesca

El arrastre mira con recelo el Consejo de Ministros de diciembre

  • El sector espera con preocupación la medida que se adopte sobre la reducción del esfuerzo pesquero para el próximo año

Protesta del sector pesquero de Almería  en la Lonja del Pescado. Puerto Pesquero de Almería

Protesta del sector pesquero de Almería en la Lonja del Pescado. Puerto Pesquero de Almería / Javier Alonso (Almería)

El sector pesquero andaluz, y por tanto el almeriense, lastra duros años de normativas y controles que restringen la actividad sin tiempo para coger oxígeno y amoldarse a ellas y, actualmente, bajo el mando en Europa del comisario Virginijus Sinkevicius, señalado como intervencionista.

Uno de los elementos que ‘asfixia’ a los pescadores, en el Mediterráneo, es el Plan Plurianual para las especies demersales en el Mediterráneo Occidental, cuyo objetivo es el de alcanzar el RMS (rendimiento máximo sostenible) en 2025 en base a una reducción progresiva del esfuerzo de hasta un 40% en el conjunto del período. En diciembre del pasado año el Consejo de Ministros de Pesca concluía con la adopción, entre otras cuestiones, de reducir en un 7,5% las jornadas de pesca para 2021 con respecto a 2020, un 8,3% en la práctica real. Según apuntaba en abril el presidente de la Federación Andaluza de Asociaciones Pesqueras (Faape), José María Gallart: “Todo indica que el próximo diciembre el Consejo de Ministros de la UE seguirá esta línea a pesar de que el Stecf (el comité científico, técnico y económico para la pesca) en el que la Comisión justifica sus propuestas dice que es imposible que esto se pueda cumplir”.

En septiembre, la directora general de Pesca y Asuntos Marítimos de la Comisión Europea, Charlina Vitcheva, visitaba Almería, para llevarse al seno europeo una visión real de la actividad pesquera en las aguas mediterráneas españolas. Lo cosechado en Almería, como ejemplo de la costa levantina de España, puede tener su repercusión de cara a dicho Consejo a la hora de frenar nuevas reducciones para el siguiente año.

La FAAPE denunciaba este año la criminalización del sector por parte de las instituciones

Por otro lado, Gallart apuntaba a la “criminalización” del sector: “Cada vez hay más inspecciones y controles a la pesca desmesuradas”. Una de las impuestas este año era el visto bueno de la Eurocámara a la obligatoriedad de instalar cámaras para controlar la obligación de desembarque de determinados buques. A este respecto, la asociación pesquera europea Europêche, de la que forma parte la Confederación Española de Pesca (Cepesca) consideraba que llevar cámaras a bordo ensombrece la revisión del nuevo Reglamento y constituye un “elefante en la habitación” que obstaculiza el normal desarrollo de la actividad pesquera.

Respecto al comisario Virginijus Sinkevicius, la Faape y la Federación Andaluza de Cofradías de Pescadores (Facope) enviaban un escrito a los miembros de la Comisión de Pesca del Parlamento Europeo en defensa del sector de la pesca de arrastre ante la “incesante campaña de descrédito”. En dicho documento señalaban directamente al comisario europeo, a quien también la Faape procedía a mandar una carta en la que sin tapujos decía: “Hemos tenido la fatalidad de que una persona que odia a una parte de la flota extremadamente necesaria como es la flota de arrastre, haya sido elegida como dirigente responsable de la pesca en ámbito europeo…y paradójicamente, quien debiera regular la materia pesquera para que tengamos todos un futuro se está dedicando no solo a hacer desaparecer a una flota legal, bien establecida, y que vertebra a todos los puertos del Mediterráneo y a toda la cadena de comercialización del mercado, sino que además, está señalando ante toda la sociedad europea a estos trabajadores legales como si fueran proscritos, con frases lapidarias como “el arte de arrastre es el más dañino de todos y destroza el ecosistema”.

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