MEMORIA HISTÓRICA

La superviviente Carmen Tejero relata el terror vivido en La Desbandá

  • Viajó desde Loja hasta Almería con su familia cuando tenía nueve años

Carmen Tejero, superviviente de La Desbandá.

Carmen Tejero, superviviente de La Desbandá. / Javier Alonso

Pocos supervivientes quedan ya de aquel éxodo entre Málaga y Almería. Carmen Tejero es una de ella. Con 92 años, recuerda vívidamente aquellos tres días de febrero de 1937. Ayer lo narró a los pies del monumento a la memoria de Mauthausen.

"Salimos de Loja, andando por las sierras hasta llegar al Boquete de Zafarraya, donde nos unimos a la gente que venía de Málaga, que era muchísima”, recuerda. Ella tenía entonces tan solo nueve años.

Cuenta que “en Vélez Málaga nos venían persiguiendo los italianos y llegamos a un convento de monjas y allí nos iban metiendo. Las calles estaban las calles valladas. Luego, por la mañana dejaban salir a mujeres, niños y abuelos, pero los hombres los dejaban para la retaguardia”. Fue allí donde su abuelo tuvo que dejar sus dos burros. “En ellos llevaba la poca comida que quedaba ya y la ropa de todos los niños. Se los quitaron y recuerdo que el pobre lloraba y pedía que no se los quitaran”.

Durante su trayecto tuvo que vivir también cómo derribaron un puente tras su paso. "UN militar nos dijo que pasáramos corriendo, porque a la entrada del día volarían el puente. Yo iba con una sandalia rota, en la mano, corriendo para atravesar el puente. Al pasarlo, los buques empezaron a disparar. Mi padre mi tapó los ojos y me decía "no mires". De los cañones salía primero humo y luego fuego, y derrumbaron el puente".

Recuerda también especialmente el día anterior a su llegada a Almería. "Nos escondimos en un cortijo que estaba abandonado y llegaron los aviones a bombardear. A los niños nos escondían entre las piedras. Por suerte a ninguno nos pasó nada. Pudimos pasar la noche en ese cortijo. Se mataron unos gallinos e hicieron un buen arroz en un barreño de lavar, para toda la gente que estábamos allí".

Pero lo más desgarrador de su relato llegó al final. Cuando lograron alcanzar Almería. “Llegamos por la tarde. Esa noche, de la mar salieron unos barcos y bombardearon la ciudad. Se fue la luz en toda Almería y nos escondimos debajo de un puente. Murieron dos hermanas y un primo, de apenas 10 y 14 años”.

Cuenta que pasaron la noche gritando sus nombres, pero no dieron con ellos. “Por la mañana los encontramos, debajo de otros muchos muertos”. De Almería, Carmen puso rumbo a Guadix. Tras la guerra pudo volver a Loja. Su relato es el de tantas miles de personas que vivieron aquel terror.

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