Laliga 1,2,3 | Almería Tenerife

He aquí el 'Lucas Team' (2-1)

  • La afición no se marcha enamorada del juego, pero sí satisfecha porque el sufrimiento ya tiene sentido

  • Juan Muñoz y Longo se 'pican' a ver quién fallaba la ocasión más clara

Dos semanas le han bastado a Lucas Alcaraz para plasmar su sello en el equipo. Si bien en la primera parte del Barcelona B ya se intuía al nuevo Almería, ayer se mostró abiertamente su cara más conservadora, en busca de convertirla en práctica. Y eso que además de la delicada situación clasificatoria, las múltiples bajas le impiden alinear a gente que goza de su total confianza, como es el caso de Verza.

Quería el míster salir con buen sabor de boca de su regreso al Mediterráneo años después. Enfrente tenía a un Tenerife que vuelve a ser ese equipo temible en la isla y acomplejado en la península. Para contrarrestar el candado que busca echar Alcaraz en el centro del campo, a Martí no se le ocurrió otra cosa que poner un centro del campo de nula creación. Así las cosas, el fútbol brillaba por su ausencia, excepto cuando Pozo controlaba en carrera y tenía espacios para repartir. Lástima que los delanteros rojiblancos sigan teniendo la mirilla apuntando al Puche en vez de a la portería del meta rival. Bueno, Longo también demostró que el nivel de los arietes en la categoría, salvo honrosas excepciones, es bastante bajo. Hasta tres ocasiones clarísimas, dos mano a mano con René, y un remate solo en el segundo palo tras un córner, tuvo el tinerfeño y no acertó ni una. Las dos primeras acabaron con sendos paradones del meta rojiblanco, pero paradones de reflejos, de magnífico portero, y en la tercera fue al remate dándole vueltas a los fallos anteriores y remató con la espuela en vez de con cualquier otra parte de la bota.

De esta guisa, también con un fallo clamoroso de Juan Muñoz, después de una gran contra que había iniciado él con un primer toque y que había conducido magistralmente Pozo, el único que fue capaz de depositar el balón en las mallas en la primera parte fue Motta. Lo hizo al aprovechar un fallo del meta Dani, que despejó al centro un disparo lejano de Alcaraz. Justo lo que no hay que hacer, lo hizo el tinerfeño y Motta estuvo rápido, hábil y atento. ¿Cómo no podía contar para Ramis el italiano?

Además de un gol, antes del descanso también se produjeron dos lesiones que ponen la enfermería rojiblanca a rebosar. Hicham notó un pinchazo en la parte posterior de la pierna, posiblemente en el isquio, y el equipo perdió la tremenda presión que el marroquí realiza en la primera línea. Justo antes del pitido del árbitro, Owona quedó dolorido tras una mala caída y, una vez que se enfrió, le fue imposible volver al terreno de juego, por lo que dejó su puesto a Trujillo, sin minutos en temporada y medio, al que Alcaraz quiere recuperar para la causa.

Dos cambios obligados en el Almería, dos cambios que también hizo Martí para cambiar la pobre imagen de su equipo. Y mejoró en los primeros minutos de la reanudación. Juan Carlos encontró espacios entre líneas y poco a poco fue sacando a los centrales de su sitio. Quien estaba sacando de sus casillas a los tinerfeños era René, que seguía exhibiéndose y manteniendo al equipo. Al propio Juan Carlos le sacó un gran pie a un remate al primer palo e, instantes después, voló para despejar un cabezazo a bocajarro de Aitor Sanz. Al Almería le estaba costando controlar la segunda parte y se estaba balanceando en el alambre.

Con el Tenerife mereciendo mejor suerte, el espíritu de la Segunda División se vivió en todo su esplendor. Primero con una contra que iba a acabar con el 2-0, en el estreno goleador de Juan Muñoz al rematar en el segundo palo una contra conducida por Pozo. Sin necesidad de tener el dominio del cuero, el Almería había sabido dar un segundo golpe. Debía ser psicológico, definitivo, pero los rojiblancos se tomaron un respiro en la intensidad y eso les iba a costar muy caro. Juan Carlos seguía recibiendo más solo que la una a la espaldas de Joaquín y Alcaraz y en uno de esos balones, llegó conduciendo hasta la frontal y la puso junto a la cepa del palo. Ya era imposible para René detener eso.

Tocaba sufrir. Como siempre por otra parte. Principalmente porque, aunque Juan Muñoz hiciera su primer gol del curso en la jornada 17, tenía una disputa particular con Longo a ver quién fallaba la ocasión más clara. Fallas tú, pues ahora yo, pero si luego la tuya es más clara, verás la próxima que tengo yo. De esta manera, la afición se iba quedando poco a poco sin uñas. Pero a diferencia de hace unas semanas, ahora el sufrimiento no se vivía con pitos en el ambiente. Y es que el Lucas Team va a tener de los nervios a la grada, pero ahora se sufre con la certeza de que los tres puntos los van a luchar con la actitud mínima exigida.

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