No figuran en el vigente Catálogo de Bienes Inmuebles Protegidos del Plan General de Ordenación Urbana de Almería como patrimonio etnológico, ni tienen declaración como Bien de Interés Cultural. Ni siquiera están inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz. Y no por esta falta de papeles, el llamado Camino Viejo que conectaba a la capital con el poniente almeriense y el puente de Bayyana, del siglo XVIII, carecen de los valores meritorios que han empujado, mediante la figura legal de “colaboración ciudadana”, a solicitar a la Junta de Andalucía y al Ayuntamiento de la capital su protección.

“Las personas que observen peligro de destrucción o deterioro en un bien integrante del Patrimonio Histórico Andaluz deberán, a la mayor brevedad posible, ponerlo en conocimiento de la Administración competente, que llevará a cabo las actuaciones que procedan”. Es el artículo 5 de la Ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía al que se ha acogido el urbanista Ginés Valera, quien ha presentado escrito formal a la Administración andaluza instándole iniciar los trámites oportunos para la declaración de Bien de Interés Cultural del tramo del Camino Viejo que arranca del Barranco Greppi en Pescadería, y acaba en la cantera del barranco de El Cañarete, así como su puente de mayor relevancia, el del Bayyana.

Otro escrito ha dirigido al Consistorio invitándole a la inclusión de ambos en el Catálogo de Bienes Protegidos. “No tienen protección patrimonial estatal, autonómica o municipal, y hay amenaza de que las obras de ampliación de la autovía A-7 puedan afectar negativa e irreversiblemente a conservación de estos elementos singulares con gran valor patrimonial”, alerta Ginés Valera que ya ha conseguido que, al menos, el puente de Bayyana aparezca en la Guía Digital de Patrimonio Cultural Inmueble de Andalucía.

El Camino Viejo de Roquetas, “de herradura y carretero”, comunicaba la capital con el poniente hasta que 1893 el ingeniero de Caminos, Canales y Puertos José Trías Hernaiz trazó la carretera de El Cañarete. “A partir de entonces se le empezó a llamar Camino Viejo para diferenciarlo del moderno con anchura y sin pendientes, apto para que se cruzaran dos vehículos”, recuerda Valera. En cuanto al puente, “bípedo, de 29,20 metros de altura sobre rasante del cauce y con una longitud total 102 metros”, se encuentra también en desuso y con mampostería con algún desprendimiento.