Almería

Misterio sin resolver

LOS vecinos del valle del Andarax consideran este horripilante suceso como una espina clavada, que pese al tiempo transcurrido -este mes se cumplen veintitrés años- no ha salido aún de la conciencia colectiva del pueblo. Un doble crimen impune ocurrido en la localidad de Canjáyar, en el que murieron asesinados un matrimonio de ancianos en el interior de su propia vivienda. Pese a los esfuerzos de la familia y autoridades, desgraciadamente no se ha llegado a esclarecer el caso, ni se conoce el final en que quedaron las investigaciones efectuadas, constituyendo uno de los grandes misterios por resolver del pasado siglo XX en la provincia de Almería.

El matrimonio formado por Pedro Navarro González de 70 años de edad y Virtudes Andrés Muñoz de 63 años fueron asesinados entre el 19 y 20 de noviembre de 1985. Varios vecinos de la calle Santa Cruz de Canjáyar, extrañados por la ausencia de los ancianos, sospechando que pudieran haber sufrido algún tipo de percance o enfermedad, al no obtener respuesta a las llamadas de atención y los repetidos golpes sobre la puerta principal de la casa, decidieron forzar la puerta trasera del domicilio.

Era media tarde y el cielo con nubarrones amenazaba lluvia. Uno tras otro los vecinos fueron penetrando en la vivienda. De pronto todos se quedaron paralizados y enmudecidos ante el escabroso cuadro que se presentaba ante sus ojos.

La mujer, Virtudes Andrés, natural de Canjáyar se encontraba sentada en un sillón de mimbre en el pequeño recibidor, rodeada de un gran charco de sangre, como consecuencia de un golpe en la cabeza. Su esposo, Pedro Navarro, nacido en Ohanes, estaba sin vida en el suelo del pasillo de la casa con todo el rostro tumefacto y la camisa cubierta de sangre.

Según la versión de estos vecinos facilitada a la Guardia Civil y comprobada posteriormente por los agentes del Instituto Armado , la casa no presentaba signos externos de violencia y tanto las puertas como las ventanas de la vivienda se encontraban cerradas.

Alertada de la situación por los vecinos, la Policía Municipal de inmediato informó a la Guardia Civil, que una hora más tarde tomó posiciones en la vivienda impidiendo su acceso hasta la llegada del juez. Mientras tanto, entre los vecinos comenzaban los rumores sobre el suceso y en las primeras hipótesis se apuntaba a que Pedro Navarro González pudiese haber matado a su esposa y posteriormente suicidarse.

Según parece, el móvil puso haber sido el robo y esto lo explicaría todo, aun que lo cierto es que ni los vecinos ni amigos de las víctimas escucharon ruidos o gritos, que los alertasen sobre lo que pudo ocurrir en aquella casa.

Curiosamente, el juez instructor del doble crimen impune, fue Baltasar Garzón, entonces magistrado del juzgado de instrucción numero 3 de Almería, que ese día se encontraba de guardia y ejercía las funciones del juzgado numero 1. El juez Garzón, manifestó en su día la existencia de una oscuridad general en torno al suceso.

Los vecinos de Canjáyar, así como de otros municipios limítrofes, vivieron unos días alterados y de indignación general tras conocerse la noticia de los brutales crímenes. José Pérez Blánquez, entonces alcalde de Canjáyar, calificó los hechos como de película y en un acto premonitorio anunció que los autores de este doble crimen iban a estar mucho tiempo en el anonimato, como desgraciadamente así ha ocurrido.

Y empezaron las contradicciones, según iban avanzando las investigaciones. El móvil del robo, barajado al principio, quedó descartado al comprobarse que el dinero extraído de la Caja de Ahorros de Canjáyar por Pedro Navarro unos días antes, unas 20.000 pesetas, se habían gastado en efectuar diferentes compras. Curiosamente, no apareció el objeto contundente utilizado por el asesino o asesinos en los crímenes para golpear a los ancianos, posiblemente un elemento utilizado en la agricultura.

La autopsia practicada a los cadáveres reveló, que habían transcurrido mas de nueve horas entre la muerte de Pedro Navarro y la de su esposa. El estudio forense descartó plenamente la posibilidad de que el anciano atentara contra su esposa y después se quitase la vida. Los informes médicos precisaron, que los golpes sufridos por Pedro Navarro y su esposa habían sido provocados por otra persona.

La Guardia Civil recogió diferentes nuestras y huellas en el domicilio de las víctimas, que fueron remitidas para su estudio a los laboratorios de Criminalística de la Dirección General en Madrid.

Los estudios y análisis efectuados no sirvieron para aportar nada de interés a la investigación, ni cualquier otro aspecto significativo que permitiese encontrar el hilo conductor que permitiera resolver el caso.

Las huellas encontradas en la casa estaban mezcladas con las de los vecinos que en un principio entraron en la vivienda y descubrieron los cadáveres, por lo que la escena del crimen estaba totalmente contaminada y no se pudieron obtener pistas fiables, alguna prueba o indicio que facilitase el esclarecimiento del caso. Miguel Cortés, médico del pueblo, señaló en aquellas fechas a los medios comunicación de Almería, la posibilidad de que en el doble crimen pudiesen estar implicadas gente del pueblo o de otros municipios cercanos, ya que en esas fechas tanto en Canjáyar como en otros municipios de los alrededores se habían intensificado los robos en viviendas y cortijos.

La Guardia Civil, trató en principio de localizar por aquellas fechas a un grupo de personas de raza gitana, que durante esos días habían acampado por la zona, aunque la localización de estas personas no dio resultado positivo y tras efectuar diversas gestiones los agentes abandonaron esta línea de investigación.

Este doble crimen afectó sobremanera a los vecinos de los pueblos del valle del Andarax y a toda la provincia almeriense en general. Pasados veintitrés años, la más opaca y profunda oscuridad envuelve a estos asesinatos de la calle Santa Cruz numero 6 de Canjáyar. Aún siguen a la espera de respuestas.

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