Es, por derecho propio, uno de los realizadores fundamentales de la cinematografía española de los últimos treinta años. Montxo Armendáriz protagonizó el viernes una de las numerosas actividades paralelas que se realizan en el marco del Festival Internacional de Cine de Almería (FICAL) y que le llevó a compartir impresiones con alumnos de producción del IES Albaida, bajo el título inicial de Cómo hice mi primer largo, pero que al final supuso una exposición completa sobre su visión sobre el mundo del cine.

El director navarro expuso inicialmente ese proceso en el que, comenzando a grabar sus primeros cortometrajes en súper 8 y después en 35 milímetros, realizó el guión de su primera película, basada en la vida real de Anastasio Ochoa, un carbonero vegetal de la sierra de Lokiz.

"Una película sin la estructura normal de inicio, desarrollo y desenlace, sin sexo, sin caras populares. Estaba muy lejos de ser algo que fuera atractivo para los productores. Estuve un año recorriendo productoras hasta que Elías Querejeta, que estaba tan loco como yo, diera su visto bueno. Luego en Madrid decía que Elías se había vuelto loco ya del todo y estaba grabando una película hippie en el monte", dijo. Armendáriz explicó que "en ningún momento pensé dedicarme a esto. Mis padres eran obreros y no podía ir a Madrid a estudiar cine, lo que hice con mi primera película fue un poco autodidacta al pedirme una excedencia, si al acabarse no hubiera conseguido la financiación hubiese vuelto a mi puesto de trabajo".

Aunque sus cortos iniciales ya habían recibido algunas distinciones, fue este primer largo el que le abrió las puertas hacia una senda que todavía hoy recorre. Llegarían después 27 Horas; Las Cartas de Alou, con muchos de sus pasajes rodados en Almería; Historias del Kronen, película que se convirtió en retrato generacional de la juventud de principios de los noventa; Secretos del Corazón, con la que estuvo nominado a los Óscar en la categoría de película de habla no inglesa; SilencioRoto, Escenario Móvil, Obaba y No tengas miedo.

A partir de Secretos del Corazón, Armendáriz apostó por crear su propia productora. "En Hollywood, con motivo de la nominación a los Óscar, vi las dos realidades de su cine. Por una lado, la magia de las estrellas, de conocer a actores que has visto y a directores que admiras, pero por otro ver como aquello es, con sus cosas buenas y malas, una industria en la que si entras eres tan sólo una pieza más de la maquinaria".