Almería

El triste final de los amantes de Alhama

  • Crimen de Gádor. Una joven pareja fue hallada muerta al día siguiente de haber dado el paso de escaparse de sus domicilios para irse a vivir juntos. No llegaron muy lejos

El triste final de los amantes de Alhama

El triste final de los amantes de Alhama

Se llegó a comentar en su día, que este caso, sin llegar a tener la dimensión del tristemente "Crimen de Gádor" fue uno de los más célebres y populares ocurridos a en las dos primeras décadas en la provincia de Almería dado el tenebroso oscurantismo que durante los primeros días rodeó la muerte alevosa de dos jóvenes novios de Alhama de Almería que un día antes decidieron fugarse de sus respectivos domicilios para irse a vivir juntos.

La fecha escogida por la pareja fue el 20 de noviembre de 1914. Esa noche, ya de madrugada los jóvenes Manuel López Casado de 23 años de edad y Nicolasa Gil Rodríguez de 22 años novios desde un cierto tiempo deciden emanciparse y escaparse de sus respectivos hogares paternos para emprender juntos una nueva vida. Desgraciadamente la joven parejilla no llegaría muy lejos.

La joven murió degollada y con evidentes signos de violencia en su cuerpo

A primeras horas de la mañana del 21 de noviembre unos vinateros que con sus caballerías subían desde la zona de Padules descubren los cadáveres de los muchachos en un pequeño camino a la salida del pueblo en una zona conocida como "El Olivillo". El cuadro que tenían ante sus ojos era terrible. La muchacha estaba degollada. A su lado una navaja barbera llena de sangre. Tenía un profundo corte en el cuello que le seccionó la yugular y otros dos cortes, estos menos profundos en el brazo izquierdo. El novio, a escasamente dos metros, de distancia del cadáver de la muchacha tenía otro corte en la garganta y una herida por arma de fuego en la cabeza que dejaba al descubierto la masa encefálica.

Según los investigadores del caso, las heridas que presentaba en el brazo Nicolasa Gil evidenciaban claramente que la muchacha se defendió ferozmente antes de morir al ser atacada por su asesino. ¿Pero…Quién la mató? .Ante otra falta de indicios el caso se cerró con la hipótesis más generalizada entre la población, fue que el novio, por causas que la infeliz pareja se llevó a la tumba, la degolló y posteriormente el joven se pegó un tiro volándose la cabeza.

Un caso extraño que levantó una autentica polvareda de rumores. A muchos no le encajaba que los novios que habían decidido fugarse para vivir su vida muriesen de esa terrible forma.

¿Quizás ella se arrepintió y quiso volver a casa y el muchacho no la dejó, y por esa razón la asesinó o quizás hubo otra mano criminal?

Un caso rodeado de muchas incógnitas y con algunos aspectos de coincidencia con otro turbio asunto ocurrido unos años antes. Nos situamos en el 18 de agosto de 1909.

Acababan de dar las doce de la mañana y aún resonaba el eco de la última campanada del reloj del ayuntamiento de Lubrín cuando de pronto, a unos quinientos metros de la Casa Consistorial, en la calle del Cerro, se escucharon tres fuertes detonaciones.

Varias familias que acababan de llegar de la vega detuvieron súbitamente las caballerías. Los disparos procedían de la vivienda de Nicolasa López Martínez. Alarmados e intrigados se dirigieron hasta la casa cuando de pronto sonó un nuevo estampido. Los vecinos se quedaron inmovilizados, excepto uno de ellos, el más viejo que temiéndose que algo grave había pasado no dudó en irse a toda prisa hasta el cuartel de la Guardia Civil.

Media hora más tarde, el cabo Martín Sánchez acompañado de dos agentes de la Benemérita forzaba la entrada de la vivienda cuya puerta se encontraba cerrada a cal y canto. Nada más avanzar unos pasos, en una de las habitaciones yacía ensangrentado el cuerpo sin vida de Nicolasa López y a escasamente cuatro metros junto al quicio de la puerta de la cocina el cadáver de su hija María Martínez López de 19 años.

El cuerpo de la infortunada muchacha con el rostro tumefacto se encontraba boca arriba y con los ojos abiertos y desorbitados.

El cuadro de la habitación era dantesco. Las paredes y muebles estaban salpicados de sangre. De pronto otro de los agentes que inspeccionaban la vivienda llamó a gritos al cabo Martín. En otra pequeña habitación utilizada como almacén de aperos de labranza se encontraba el cuerpo sin vida del joven Diego Guerrero Cortés de 20 años. Se había volado la cabeza. Junto al cadáver había un revólver utilizado en el doble crimen empleado después por el muchacho para acabar con su vida

El criminal suicida llevaba en uno de los bolsillos de su pantalón una carta manuscrita dirigida al juez Alejandro Ayanz explicando el motivo de sus premeditados crímenes y su suicidio.

Según se pudo determinar, el día del sangriento suceso, sobre las once de la mañana Diego Guerrero fue a visitar a su novia como de costumbre. Sabía que una vez más se encontraría con la férrea oposición de la madre de la joven María que no veía con buenos ojos las relaciones de los muchachos y se oponía a que continuasen. Las hirientes ofensas y menosprecios de la madre le sacaron esa mañana de quicio. Diego Guerrero fuera de sí empuñó el revolver que guardaba en el bolsillo disparando contra Nicolasa López cuyo impacto a corta distancia le destrozó el pecho. A continuación, fríamente apunto el cañón del arma hacia la indefensa muchacha efectuando otro disparo cuyo proyectil le atravesó la cabeza.

Finalmente se colocó el revolver en la sien y se descerrajo un tiro. Las tres vainas de las balas quedaron alojadas en el tambor del arma.

El suceso cantando en coplas de ciegos y romances fue uno de los más horripilantes crímenes ocurridos en la provincia de Almería en los primeros años del siglo XX solo eclipsado un año mas tarde por la magnitud del terrible crimen de Gádor.

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