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Agonía hasta el final

  • Por tercer año el Almería se jugará la permanencia en el último choque, esta vez en descenso

  • El equipo fue un flan

  • Un gol legal anulado a cada uno y dos disparos al larguero del Alcorcón

Pervis intenta zafarse de Laure, que lo encara, y de la persecución de Toribio.

Pervis intenta zafarse de Laure, que lo encara, y de la persecución de Toribio. / fotos: javier alonso

Lo que nadie quería y muchos temían acabó ocurriendo y la UD Almería encarará la última jornada en puestos de descenso por deméritos propios. Coqueteando año tras año con la Segunda B, a la tercera puede ir la vencida, ya que es la tercera vez consecutiva que los rojiblancos se jugarán la permanencia en el último duelo, pero con el importante matiz en esta ocasión de que los almerienses no dependen de sí mismos al entrar en descenso.

El llamamiento a la afición surtió efecto y cerca de trece mil almas poblaron las gradas del Mediterráneo, pero el efecto perseguido resultó inverso, ya que al equipo se le vio atenazado y tensionado como nunca. Por momentos dio la sensación de que jugaban once flanes contra once lobos porque en cuanto el Alcorcón olió la sangre buscó con insistencia el tanto que lo salvase matemáticamente.

Visto lo visto, hasta debe darse por bueno el punto sumado, que permite al menos llegar con un hálito de esperanza a la última jornada, donde deberá ganarse sí o sí en Lugo y esperar a que Alcorcón, Nástic, Córdoba, Cultural o Albacete pinchen ante Reus, Rayo, Sporting, Numancia o Tenerife, respectivamente.

De todos los enfrentamientos, las esperanzas se concentran en el Numancia-Cultural y el Córdoba-Sporting al ser los únicos choques en los que ambos contendientes tendrán en juego algo que disputarse, el play off de ascenso en caso de unos y el descenso en el de los otros, con un ojo puesto en que el Tenerife, que ayer empató en Cádiz, no se deje ir en casa frente al Albacete.

En el peor momento del año emergió el Almería ramplón, dubitativo y desquiciante de tantas y tantas jornadas. En el mismo arranque del encuentro ya se observó que el Alcorcón había entrado en el partido con una velocidad más y pronto asedió el área de René, reclamando un penalti de Joaquín sobre Álvaro Giménez a los 26 minutos no concedido por Prieto Iglesias, que estaba encima de la jugada.

Apenas un minuto después el Almería trenzaba su mejor acción en todo el partido, un centro de Pozo mal defendido por la zaga alfarera que caía en el área y Juan Muñoz alojaba en la red, siendo anulado a instancias del asistente por un fuera de juego inexistente, como las imágenes de televisión certificaron.

Ese hipotético 1-0 pudo haber cambiado el signo del encuentro al aportarle confianza al cuadro local, pero lo que aconteció fue todo lo contrario, ya que los de Fran Fernández fueron poco a poco apocándose hasta convertirse en un pelele en manos del Alcorcón, que pudo marcharse al descanso con ventaja en el marcador si el larguero no repele un latigazo de Bruno Gama desde fuera del área.

Antes de irse a vestuarios el Almería hizo un par de intentonas con centro de Motta tras apertura de Pozo cabeceado fuera por Fidel cuando lo conveniente era haber permitido el remate de Pervis, que llegaba desde atrás mejor posicionado, y en otra buena acción de Pozo filtrando un pase para Juan Muñoz, cuyo disparo desviaba la zaga visitante.

En la segunda mitad los indálicos desaparecieron del mapa. Literalmente. Nadie daba un paso al frente y todos escondían la cabeza cual avestruz, refugiándose el equipo en el carácter bajo palos de René. Nada más reanudarse el choque Álvaro Peña adelantaba a los alfareros, pero Prieto Iglesias, en una indisimulada ley de la compensación, anulaba el tanto alegando un inexistente empujón de Nono sobre Motta para acabar desequilibrando a René.

Desaparecidos en combate, era cuestión de tiempo que el Alcorcón se llevase los tres puntos del Mediterráneo y en el 53' volvió a estar cerca con otro trallazo desde fuera del área, esta vez de Álvaro Peña, que nuevamente era repelido por el travesaño.

El partido demandaba sustituciones y Fran Fernández ordenó un doble cambio, retirando a Verza y Pozo para dar entrada a Tino Costa y Caballero, sin entender los seguidores la marcha del malagueño ni tampoco el propio jugador. De ahí hasta el final hubo que vivir con un nudo en la garganta ante el disparo angulado de Nono que buscaba la escuadra y se marchó fuera por poco o el balón desviado por Pervis al poste en el 83'. Casto apenas intervino una vez a disparo de Juan Muñoz. El cántaro está cerca de romperse en la fuente.

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