Deportes

Regreso al pasado

  • Un 13 de mayo de 2007 la UDA realizaba su última visita al Artés Carrasco de Lorca con el ascenso en juego

  • La derrota por 3-1 lo aplazó

  • Ahora juega por eludir el descenso

Era otro Lorca, pero el escenario es el mismo que la UD Almería se encontrará el sábado, el estadio Artés Carrasco. Ese nombre evoca en el imaginario colectivo del aficionado rojiblanco una multitud de recuerdos agolpados por lo que en 2007 pudo ser y finalmente quedó aplazado una semana más. Pongámonos en contexto.

El 13 de mayo de aquel año el ya mítico Almería de Unai Emery rendía visita al feudo lorquino con la posibilidad matemática de certificar el ascenso a Primera 26 años después de que la AD Almería permaneciese dos campañas en la máxima categoría, hasta entonces el mayor hito del fútbol almeriense.

El Lorca se puso 2-0 y aunque Bermejo limó distancias en el 67', el choque acabó 3-1

Los rojiblancos sumaban antes de disputar esa jornada, la número 37, la friolera de 70 puntos (curiosamente los mismos que el Real Murcia, entrenado en la época por Lucas Alcaraz) y en caso de victoria subía a falta de cinco jornadas para el término del campeonato. Emery alineó para la ocasión al que podría considerarse su once de gala, con la única ausencia de inicio de Ortiz.

No se recuerda un desplazamiento tan masivo y festivo de la afición unionista, confiada en lograr el ascenso aquella calurosa mañana primaveral en la vecina localidad. A tal punto llegó la cosa que puede hablarse de invasión del estadio lorquino por seguidores rojiblancos.

Varias generaciones de almerienses solo conocían las hazañas de la AD por viejos reportajes de Informe Semanal y había un hambre inusitada de fútbol en la capital y toda la provincia, si bien durante la semana surgió el debate de si era mejor celebrar el éxito a domicilio o, en su defecto, esperar una jornada más para descorchar el champán en casa. Tal era la seguridad en el objetivo al tener a Xerez y Ciudad de Murcia, los principales perseguidores en la tabla, a 17 puntos de distancia cada uno.

La fiesta en el graderío pronto tornó en chasco cuando Barroso adelantaba a los murcianos a los 19 minutos de juego, marcador con el que se alcanzó el tiempo de descanso. Tras la reanudación el ariete De Carlos ponía tierra de por medio a favor de un agónico Lorca que daba sus últimos estertores en el fútbol profesional (al final del curso acabaría consumando su descenso, que luego derivó en desaparición).

Emery ya había movido el banquillo dando entrada en el campo a los almerienses Francisco y Ortiz, así como a Mario Bermejo, encargado de recortar distancias en el marcador en el 67' de juego. Las esperanzas se truncaban apenas diez minutos después, cuando de nuevo Barroso establecía el 3-1 con el que se alcanzó el pitido final.

Los miles de aficionados almerienses desplazados hasta Lorca tuvieron que contener las ganas de celebración, si bien el ambiente de regreso en las fondas de carretera era festivo, ya que todos confiaban en que la meta se alcanzase la jornada siguiente, cuando la Sociedad Deportiva Ponferradina rendía visita al Estadio de los Juegos Mediterráneos.

Emery, que había jugado en el Lorca y allí le dieron la oportunidad de colgar las botas para pasarse al banquillo, le perdonó la vida a su ex. Era uno de los comentarios más extendidos entre los aficionados almerienses. El Lorca, con 35 puntos tras aquel choque, apenas sumó dos más en los cinco restantes y consumó su descenso a Segunda B.

El Almería salió del Artés Carrasco en tercera posición manteniendo los 70 puntos, con Valladolid (79) y Murcia (71) por delante. El gran día, y la consiguiente explosión de júbilo, iba a llegar el 19 de mayo, sábado, con la ya recordada remontada ante la Ponferradina, que se adelantó en el primer minuto de juego, neutralizando dicho gol Ortiz (19') en medio de delirio y completando la remontada el tanto de Kalu Uche (21') y con los nervios a flor de piel por la expulsión de Mané a falta de diez minutos para el final, el de Corona ya en el 90'.

Faltaban cuatro jornadas para el término de la competición, pero la UD Almería ya era de Primera de pleno derecho y la gente se echó literalmente a las calles como nunca se recuerda, ni tan siquiera con el posterior ascenso de la mano de Javi Gracia.

Han transcurrido casi once años de aquella gesta y el actual Almería, junto a su técnico, luchan en la actualidad por un logro bien distinto, eludir el descenso. Que el Artés Carrasco no sea una fosa de difícil retorno.

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