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Ya no vale poner paños calientes (0-1)

  • En descenso La segunda derrota consecutiva, tras un nuevo quiero y no puedo de los almerienses, los coloca como antepenúltimos en la tabla Pitos Aparecieron durante el partido, en el cambio de Goitom y, sobre todo, tras el pitido final

El mal comienzo liguero obligaba al Almería ayer a sumar los tres puntos por lo civil o por lo criminal, aunqe a Guardiola no le guste la expresión, ante un Levante que llegaba al Mediterráneo como farolillo rojo de la Primera División. Como si de una costumbre se tratara, Juanma Lillo volvió a variar su once inicial en busca del esquema que mejor resultado le dé. Con defensa de cuatro, el tolosarra sacrificó a M'bami de la guardia pretoriana y buscó mayor verticalidad con Valeri. Arriba, Goitom tuvo su enésima oportunidad.

Pese a que los rojiblancos han disputado sus dos encuentros en casa en un horario poco propicio para ver fútbol, la afición respondió aceptablemente y puso su granito de arena en los primeros minutos para olvidar los primeros traspiés del año. Y lo cierto es que los rojiblancos comenzaron mucho mejor que en las jornadas anteriores, aunque sólo fuera un espejismo. Estaban compensados en sus líneas, las transiciones se hacía rápido y el control del esférico era de un centro del campo comandado por Valeri.

A los 10 minutos, Valeri pelea un balón por alto, se lo gana a Reina, pero Piatti, casi cayéndose, no puede conectar el chut ante la presencia de Nano que despejó a escasos centímetros de la línea de gol. Cinco minutos después, Michel puso un centro impecable al que Goitom no llegó por muy poco. Pero los valencianos, con un equipo viejo, cargado de experiencia eso sí, no quería ser una mera comparsa y decidió buscar su suerte. Así, Xavi Torres soltó un zapatazo desde el centro del campo que obligó a Diego Alves a sacarla de la escuadra. Acto seguido, Valdo falló un cabezazo como el que había marcado Tamudo el pasado lunes, esto es, solo en el centro de la defensa almeriense.

Poco a poco, el Levante estiró líneas y le quitó el balón a un Almería que se puso nervioso. Después de varias pérdidas de balón, algunos tímidos pitos se escucharon en las gradas del Mediterráneo. Era sólo un síntoma de lo que iba a ocurrir. Sergio, solo en la frontal del área, bate a Diego Alves con un disparo fuerte y seco. El 0-1 rompió todos los pronósticos.

El equipo, acuciado por la presión de verse por primera vez en descenso y además como penúltimo clasificado, salió con nuevos bríos tras el descanso. Viendo que Goitom seguía erre que erre, sin aportar nada al juego, y que Valeri no respondía como de él se esperaba, Lillo dio entrada a Uche y Ulloa. El argentino, a los diez segundos de haber salido, hizo más que el sueco en todo el partido: conectó un buen cabezazo que atajó abajo Reina. Pero el Levante, además de perder todo el tiempo del mundo, montó una muralla en su propia área.

Pasaban los minutos y el Almería parecía condenado a suerte. Ni podía ni sabía cómo abrir una zaga donde ya se acumulaban hasta nueve rivales. A todo esto, el partido se fue calentando con la complacencia de un Turienzo Álvarez malo como él solo. Los rojiblancos murieron muy lejos de conseguir el empate y, por primera vez desde que están en la máxima categoría, caen a los puestos de descenso. Ya no hay más paños calientes que valgan. El equipo no está al nivel que de él se espera y necesita una rápida reacción.

- Ficha técnica:

0 - UD Almería: Diego Alves; Michel, Carlos García, Santi Acasiete, Juanma Ortiz; Fabián Vargas (Corona, m. 70), Bernardello, Valeri; Piatti, Crusat, y Goitom (Kalu Uche, m. 60).

1 - Levante UD: Reina; Javi Venta, Nano, Ballesteros, Del Horno; Valdo (Xisco Nadal, m. 68), Sergio, Xavi Torres, Xisco Muñoz; Rubén (Pallardó, m. 64) y Rafa Jordá (Caicedo, m. 82).

Goles: 0-1, m. 38: Sergio.

Árbitro: Turienzo Álvarez, del colegio castellano-leónes. Amonestó a los locales Fabián Vargas, Valeri, Crusat y Piatti y a los visitantes Del Horno y Xavi Torres.

Incidencias: Partido correspondiente a la cuarta jornada del Campeonato de Liga BBVA, celebrado en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, con 9.900 espectadores. Se guardó un minuto de silencio.

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