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Que viva la diferencia con el Cucho

  • La comparación con el ariete oscense deja en evidencia que el Almería ha vuelto a fallar en la incorporación de un '9'

  • Otro partido más del sevillano que no tiene justificación posible

Juan Muñoz no le hizo sombra a los sólidos centrales oscenses.

Juan Muñoz no le hizo sombra a los sólidos centrales oscenses. / rafael gonzález

En cualquier partido, la columna lateral del minuto a minuto se llena tan sólo con las acciones de la primera parte. Sin embargo, con Juan Muñoz ayer resultó imposible, no daba ni para la mitad, por lo que hubo que remaquetar la página y ponerle la foto para disimular su nula aportación. El problema que no es flor de un día, el delantero sevillano no le ha aportado nada tampoco en patidos anteriores, pero los buenos resultados ante equipos de la zona baja, dato que no hay que olvidar, camuflaban su deambular sin sentido por el césped.

Se hace difícil rellenar toda esta página con su partido, mejor dicho, es totalmente imposible. Es que el jugador tocó tres balones: dos con el pie de espaldas, que le robaron fáciles los defensas, y uno con la cabeza que bajó para Fidel. Fue lo único bueno que hizo y que para nada sirvió, puesto que fue en una zona lejana al área. Eso sí, no hay que cebarse única y exclusivamente con Juan Muñoz. El equipo entero hizo un partido lamentable, más propio de las dos últimas temporadas, que del comienzo de ésta. No tuvo ni ideas, ni intensidad, ni ganas de jugar. Pozo fue el único que tuvo algo de amor propio, pero parecía Messi jugando con Argentina, solo y desesperado.

Lo que parece evidente es que el Almería tiene un grave problema con los delanteros, otra campaña más en la que ha errado gravemente con el 9. En la comparativo con el Cucho Hernández, el ariete oscenso que ayer hizo dos goles, Juan Muñoz y Pablo Caballero salen muy mal parados. El colombiano, un hombre joven y desconocido en el fútbol español, estuvo más participativo, fue más vertical, más peleón y lo más importante, tiene más gol que toda la parcela atacante almeriense. Los números hablan por sí solos y parece el momento en el que Ramis tiene que coger el toro por los cuernos en busca de alguna solución. Por mucha tranquilidad que se trate de pedir, no es normal que entre los tres delanteros sumen un solo gol y su aportación en los partidos sea meramente testimonial.

Así lo hizo saber la afición cuando se produjo la sustitución de Juan Muñoz en la segunda parte. Ya había cierto mosqueo y lo de ayer terminó por encrespar a una grada que no le quedó otra que silbar viendo la parsimonia total del sevillano a título personal y la ausencia del equipo en general. La presión de Muñoz fue nula, no salía del cómodo lugar entre los centrales para ofrecerse cuando Pozo conducía el balón. Además, no fue a buscar los pocos centros que llegaron, ambos de Nano. Quizás sea el miedo que cualquier jugador tiene tras salir de una lesión, porque si realmente carece de sangre, pocos goles va a conseguir en un equipo que ayer dejó al descubierto sus carencias.

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