Feria

Cerveza en el kiosco de la Música

  • En 1954 el Programa de Feria anunció un Concurso de Bebedores de Cerveza que gozó de gran aceptación popular durante una década. En la 2ª y 3ª edición Joaquín López Jiménez fue indiscutible vencedor

EL alcalde Pérez Manzuco dio su visto bueno al programa de la Feria-1955 -a celebrar del 20 al 28 de agosto- elaborado por responsable de Festejos, José J. Tara. Inmersos en las carencias crónicas que asolaban al país, esta crecía al compás de cierta recuperación de las arcas municipales, ajustada a patrones trillados: salve y procesión de la Patrona (la ofrenda a Los Coloraos fue suspendida por el régimen franquista, faltaría más), Bandas de Música, Festivales de España en la Alcazaba y Toros (debutaba en el coso de Vílches la poderosa Casa Chopera). Y una novedad que venía del anterior: Campeonato Provincial de Bebedores de Cerveza en el kiosco de la Música, frente a Correos. El concejal Tara llegó a un acuerdo con Enrique Ruiz Espinar, distribuidor en Almería de Cerveza Danm: éste publicitaría la marca Estrella Dorada sin que el concurso le costase un duro al Ayuntamiento ya que aportaría el líquido elemento, trofeo y premio en metálico.

Aquí entra en juego nuestro protagonista: Joaquín López Fernández (1889-1979). Sus nietos Pepa y Joaquín, jefe de cocina del bar La Gloria me recordaron la hazaña publicada en Yugo. Uno de sus dos hijos vivos, también Joaquín (¡un tocayo más del abuelo del Niño Jesús!), conocido por "Ramallet", me amplió los detalles ahora extractados

Nacido y fallecido en Adra, vivió tres décadas entre los domicilios capitalinos de la Cuesta del Rastro y la subida a San Cristóbal. Trabajando en Alsina Graells de su pueblo, en 1942 lo trasladaron de encargado de facturaciones y equipajes de los viajeros de la central en el Paseo. Serio, responsable y apreciado por todos, Joaquín no bebía vino ni licores, sólo cerveza. Y al alba, cuando se incorporaba al trabajo, una "paloma" de anís en "El Uno y el Dos" de Conde Ofalia con los municipales de ronda nocturna en el centro.

Nadie sabe por qué se apuntó al certamen, pero lo hizo y ganó dos años consecutivos (1955 y 56) con la friolera de, cada edición, ¡9 litros! trasegados en una hora (el segundo clasificado, "sólo" cinco). En ambas ocasiones la copa y trescientas pesetas del premio debió recogerlas su hijo ya que a él se lo llevaron, desmadejado, en un carrillo de mano a la Casa de Socorro donde, tras un "chute" de amoniaco, vomitó el líquido rubio y las papillas de su infancia ¡las limpiadoras no dieron abasto con la fregona! Joaquín nunca más concursó.

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