La última noche de la feria en el Real fue una oportunidad más para que los pequeños volvieran a disfrutar de horas de diversión entre amigos y en familia.

Hermanos, primos y compañeros de clase se volvieron a reunir para compartir asientos en los cacharricos y comer juntos grandes algodones de azúcar y otros dulces típicos de la feria de la noche que ningún niño puede dejar de probar.

El calor típico de las noches de verano no impidió que los más presumidos volvieran a lucir los bonitos trajes de gitano.

Era la última oportunidad de volver a deslumbrar a los presentes con los graciosos vestidos, que sobretodo las niñas saben lucir muy bien, pareciendo las muñecas de sus madres, añadiendo volantes y lunares a las ya coloridas calles de cacharricos y atracciones de la feria de la noche.

Para algunos esta fue la primera feria en la que pudieron disfrutar de atracciones tan míticas como El Tren de la Bruja, la Noria, el Canguro o el Gusano Loco. La pequeña Sofía Vioika, por ejemplo, ya asistió a la feria el pasado año pero no pudo montar porque era demasiado pequeña. Este verano, en cambio, sí que ha podido disfrutar de toda la esencia de estas fiestas, yendo además vestida con un precioso traje de flamenca con el que estaba guapísima.

Otras asistentes, como Gracia María, contaron con mucho detalle lo bien que lo pasan en el Real y lo que significa para ellos disfrutar de la feria a final de agosto, ya que es ponerle la guinda final a un verano de descanso, y con lo que terminan de reponer energías antes de comenzar el nuevo curso en el mes de septiembre.

Habrá que esperar un año más para volver a escuchar las sirenas de las atracciones y disfrutar de nuevo de los ratos tan divertidos que han tenido lugar este verano en el recinto ferial de Almería donde todos lo han pasado genial en familia.