La mañana de ayer amaneció con el replique de cohetes desde el Centro de Almería. Era el aviso de que los gigantes y cabezudos, todavía risueños del duro recorrido de la noche anterior, estaban a punto de salir a las calles del casco histórico.

A las 07:50 horas, las puertas de Museo Ciudad de Almería se abrieron para que los enormes muñecos de cartón-piedra y sus enanitos cabezudos saliesen al encuentro de los más pequeños, que esperaban con entusiasmo a estos colosos.

Tras salir del Museo se dirigieron hacia la calle la Reina, Pedro Jover y calle General Luque, donde hicieron el primer descanso, sobre todo por el calor que azotaba ya desde altas horas de la mañana. Después, enfilaron la Avenida del Mar y la Plaza Moscú, donde realizaron el segundo descanso para tomar aire e hidratarse lo máximo posible.

Amenizó el desfile la Banda de Música de los Iris de Instinción, que interpretó un repertorio variado de pasodobles como Paquito el chocolatero y canciones tradicionales como El patio de mi casa.

Multitud de niños esperaron con muchas ganas la llegada de los gigantes y cabezudos a sus calles.

Después de la segunda parada, el desfile continuó por la calle Valdivia hasta llegar a la Plaza Pavía, donde los gigantes y cabezudos derrocharon arte por los cuatro costados y no pararon de bailar al sonido de la música. Los doce corsarios ocuparon las tres calles de dicha Plaza, donde nuevamente realizaron otra parada por el cansancio acumulado.

La diana se reanudó dejando la Plaza Pavía atrás para enfilar la calle de la Almedina, donde realizaron la última parada de la mañana.

Por último y tras cerca de tres horas de recorrido por las calles de Almería, el desfile se dirigió hacia la calle General Castaños y la calle Velázquez para encerrarse, de nuevo, en el Museo Ciudad de Almería. Eso sí, por pocas horas, ya que estos gigantes y cabezudos no paran y mañana será el turno de desfilar por el Recinto Ferial, como consecuencia del Día del Niño.

Hay que añadir que la diana estuvo controlada, en todo momento, por los hermanos Pedro y José Miguel Ortuño, Fernando Escoz Martínez y Juan Carlos Gallegos.

Además, la policía veló en todo momento por la seguridad del desfile y cortó el tráfico en las calles por las que se dirigió la Diana de gigantes y cabezudos.