Los Niños Mutantes, grupo granadino con una gran historia de años y canciones a la espalda, llega a Roquetas de Mar. Mañana tienen lugar los conciertos en la plaza de toros del municipio. Además, hay programados mercados e incluso un certamen de fotografía.

-Granadinos y almerienses... casi de la esquina de al lado...

-Y con mucha sangre almeriense más de uno de nosotros.

-¿Habéis tocado anteriormente en Almería?

-Mucho menos de lo que hubiéramos querido... En 15 años, tres veces en Roquetas, una en Adra y dos en Almería es poquísimo... Tan cerca y tan lejos...

-¿Qué recuerdos tenéis de esta tierra y más concretamente de Roquetas de Mar?

-Somos unos enamorados de Almería, pero más del Cabo de Gata que de Roquetas, ahí lo tenemos claro. Nos podéis encontrar fácilmente por Las Negras casi todos los veranos.

-¿Conocíais el festival Pulpop?

-Sí, como público y como artistas, le tenemos mucho cariño.

-¿Qué sentisteis cuando os propusieron formar parte del cartel?

-Nos hace mucha ilusión. El Pulpop se ha convertido en una cita obligada en los veranos musicales andaluces. Es ya sólido y conocido, y tiene el tamaño justo para que público y artistas entremos en conexión, cosa que no pasa en macrofestivales, que son gélidos aunque se hagan en agosto.

-Presentáis en directo 'Naúfragos' que como quien dice está recién salido del horno. ¿A vuestro juicio qué es lo que hace que este trabajo sea diferente de los anteriores?

-Todos nuestros discos tienen sus raíces en los anteriores, vamos evolucionando poco a poco, pero sobre seguro. En este hemos profundizado en ampliar nuestro sonido con aires fronterizos (ukeleles, trompetas, guitarras al estilo surf), con sintetizadores, con una revolución interna con el uso de la percusión. Hemos seguido en la línea de hablar de las cosas sin pelos en la lengua, plantarle cara a la realidad, sin metáforas, y eso hace que la gente se identifique con nosotros. Si algo lo diferencia es quizás su contenido social, algo inevitable en los tiempos que corren. Y el descubrimiento de poder hacer música vitalista sin caer en lo banal y lo superficial.

-¿Qué van a encontrarse los fans que acudan a veros mañana?

-A Niños Mutantes en su mejor momento de forma, con más ganas de tocar que nunca.

-¿Qué os inspira a la hora de componer? ¿Por qué llamar 'Naúfragos' a este disco?

-Nuestros discos son la crónica de nuestras vidas desde hace tres lustros, y hemos pasado de hablar de amores pasionales adolescentes a retratar las paternidades, las rupturas, las cadenas de la vida adulta. Y como son crónicas de vidas cotidianas, en este disco tocaba hablar de los naufragios personales que hemos sufrido y de los colectivos que nos tocan a todos. Lo que no sabíamos es que nos íbamos a quedar cortos. Pretendíamos hablar de los náufragos como los supervivientes del hundimiento, los que se agarran a un tronco flotando y quieren continuar, con esperanza y energía a través de la música, pero sin anestesia en los mensajes, que en algunos casos más que duros son hirientes. Tal y como van las cosas, esperamos que esos troncos aguanten y sigan flotando, porque la tempestad está durando mucho.

-Tantos años tocando parece que no desgastan al grupo, que cada vez tenéis más ganas...

-Nosotros lo que sabemos es que la única forma de que el público disfrute es vernos a nosotros disfrutar. Se contagia. Es la fórmula que mejor funciona, lo demás son tonterías. No siempre se consigue, es difícil, intervienen factores inesperados, unas veces técnicos, otras anímicos, pero el objetivo es pasarlo bien para que la gente se lo pase bien.

-Entre disco y disco, los Niños Mutantes jamás han dejado de lado a sus seguidores. ¿Qué les gustaría decirles?

-Gracias, por tener más fe en nosotros de la que nosotros teníamos entonces. Gracias a ellos hubo un día en que nos dimos cuenta de que éramos muy queridos y eso debía de ser por algo. Eso nos hizo renacer como banda, hace unos años, y han llegado nuestros mejores frutos gracias al chute de energía que nos da la gente.

-¿Cómo definirían el sonido actual de la banda?

-Niños Mutantes puros, es decir: nacidos con el indie en la resaca del grunge, con adn del pop de los 60, con estudios de postgrado en música de raíz americana, algunos cursillos en sintetizadores y de la escuela de los que quieren que las canciones sean vehículos que transmiten ideas y emociones intensas.

-De todos estos años, ¿podrían quedarse con algún recuerdo?

-Eso es imposible, es casi la mitad de nuestras vidas, son muchos recuerdos buenos, pero los mejores son siempre la sensación de hacer algo bello en equipo. Las risas y la música en los viajes en furgoneta, las veces que hemos creado una canción de cero entre todos, la comunión con el público en festivales como Sonorama, Low Cost, Contemporánea o Benicassim nos han dado momentos imborrables, también conciertos muy recientes, como el de este año en La Copera en Granada o Joy Eslava en Madrid. Afortunadamente es una lista interminable, lo mejor es haberlos compartido entre cuatro amigos.

-¿Qué recuerdo borrarían?

-Ninguno. Lo bueno y lo malo forman parte de nuestra vida musical.