Cultura

Javier Krahe y Alberto Pérez actuarán en el pub El Zaguán

  • Ambos artistas que con Sabina grabaron La Mandrágora actuarán el 28 de marzo y el 18 de abril, por separado

Los próximos días 28 de marzo y 18 de abril visitan el escenario de Pub El Zaguán dos de los componentes, que junto a Joaquín Sabina, formaban La Mandrágora. Javier Krahe actuará el 28 de marzo y Alberto Pérez, el 18 de abril. Desde el martes están a la venta las entradas de los dos conciertos en este pub. Solo se pondrán a la venta 80 entradas por concierto, con el fin de que se esté cómodo en el Zaguán.

Javier Krahe se va a vivir en 1967 a París, donde empieza a escribir sus primeras canciones, a las que ponía música su hermano Jorge.

Años después Chicho Sánchez Ferlosio le anima a que actúe en "La Aurora", bar en el que conoce a su amigo Joaquín Sabina, y con el que junto a Alberto Pérez graban La Mandrágora, un genial disco en directo, que ha acabado teniendo un gran éxito unos años después, que fue grabado en 1981 y que pasados unos años, cuando Joaquín Sabina empezó a darse a conocer, se convirtió en indispensable para los amantes de la música de autor.

Entre el 86 y el 99 Javier Krahe se dedica a dar conciertos por pequeños locales de toda la geografía española, acompañado de sus músicos. En esos años se editan "Haz lo que quieras", un disco difícil de encontrar ya que fue grabado por Hispavox y por lo que se ve ya no se distribuye, "Elígeme" un doble álbum recopilatorio con las mejores canciones de Krahe, "Sacrificio de dama" (1993), en el 97 "Versos de tornillo", y ya en el 99 saca "Dolor de garganta".

Compositor, director de orquesta, guitarrista excepcional e improvisador inagotable, todas estas facetas, unidas a su condición de actor, le han proporcionado a Alberto Pérez una sabiduría y un dominio escénico que hace de sus actuaciones una experiencia difícil de olvidar.

Canciones originales de los ritmos más diversos, boleros célebres y éxitos de la mítica "Mandrágora" conviven con toda naturalidad en un espectáculo donde la frontera entre artista y espectador acaba por borrarse. Sus diálogos cantados con los espectadores constituyen una buena prueba de ello, donde la risa y el llanto también llegan a confundirse.

Alberto Pérez, persona cultivada, viajera y con una aguda percepción de la realidad, ha sabido mantenerse al margen de las modas, la industria discográfica y los circuitos comerciales, creando un estilo propio que le ha hecho ganarse el respeto del público y de sus compañeros de profesión. Romántico de su trabajo, no le gusta prodigarse demasiado.

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