Cultura

El centro se traslada a Brooklyn

  • Los fans de Arcade Fire ya buscan a MGMT: pop cósmico y electrónica demente

El insoslayable riff de teclado y la rutilante melodía con que abren el disco nos evidencian que estamos ante una de las sensaciones de la temporada. Time to pretend o Kids son hits sin fisuras y el resto de temas mantienen el pulso. Pueden recordar igualmente a LCD Soundsystem o a Bowie. Sonido engordado y arrollador, psicodelia euforizante, pop cósmico y electrónica demente. Los fans de Arcade Fire ya tienen repuesto. Y por momentos también los de Flaming Lips. La explicación se evidencia leyendo los créditos. La producción corre a cargo de Dave Fridmann, el hombre tras los botones en los discos del grupo de Oklahoma City.

MGMT (pronúnciese Management, el nombre original que tuvieron que cambiar porque estaba registrado) en cambio son de Brooklyn. Woody Allen, originario del barrio, decía que Nueva York era en realidad la isla de Manhattan. Otro síntoma más de su fascinación por las clases elevadas y de sus delirios de nuevo rico con pisazo en la 5ª Avenida frente a Central Park. Durante los 90 el alcalde Giuliani llevó a cabo una legendaria limpieza de la isla. Sacó de allí la delincuencia y las mafias pero con ellas poco a poco tuvieron que exiliarse también los locales de ensayo a precios asequibles, los apartamentos baratos y muchas de las salas de conciertos que bullían por Manhattan. El resultado es que Brooklyn ha tomado su relevo y se ha convertido en el nuevo centro neurálgico de la actividad musical neoyorquina.

El pop experimental de Yeasayer o Grizzly Bear, el folk de St. Vincent, la propuesta retro de Standing Nudes, grupos de lo-fi como The Dirty Projectors o el indie rock más clásico de Pagoda, el grupo del actor Michael Pitt, son unas cuantas de las muchas bandas que han colocado al barrio como un nuevo semillero de sonidos interesantes.

Por encima de todas ellas, y gracias al contrato que el veterano Steve Lylliwhite les consiguió con Columbia antes de que la discográfica le diera la patada, están MGMT. Un dúo con imagen cool y pasado electro clash, que en sus inicios emulaban a Suicide con sus performances y su actitud punk y provocadora, y al que el éxito les ha sonreído cuando estaban a punto de tirar la toalla. Para conseguirlo sólo han tenido que sustituir a su público arty por la masa indie, pagarse un productor con el dinero de Columbia que les garantizase un buen sonido y juntar un puñado de buenas canciones. Las que contiene este disco.

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