Bajo Palio

Entierro de Cristo y ayuntamiento

  • lEn abril de 1.844 el consistorio asumió como propia la procesión del Santo Sepulcro

De luto va tu cortejo y ya no llora, espera tu regreso. La tierra tembló, los cielos se hundieron, cuando en la cruz se moría. ¡Ay, Padre mío y Redentor! (Saeta por seguiriyas. José Sorroche) Palacio, 30 de julio de 1923.

Señor Don Eduardo Pérez Cano. Presidente de la Cofradía del Santo Sepulcro de Almería: Su Majestad el Rey (q.d.g.) atendiendo a las circunstancias que en esa Cofradía concurren, se ha servido acceder a los respetuosos deseos que expresa en nombre de la misma en su instancia fecha 22 del corriente, concediéndole el Título de Real que podrá ostentar en lo sucesivo, y aceptando muy complacido la Presidencia Honoraria de ella

La urna funeraria procesionó indistintamente desde san Pedro y SantiagoEn julio de 1923 Alfonso XII aceptó la presidencia de la ya Real Cofradía

Con la firma regia cobró impulso el deseo de "un puñado de almerienses por formar la cofradía del Santo Sepulcro y poder realizar la procesión del Santo Entierro, que reducida a los moldes antiguos daba pena ver como se viene celebrando, pues no sólo la hará más solemne sino que también variará el itinerario actual, que si en los tiempos antiguos era excelente, en los modernos, teniendo más lindas vías, debe ampliarse (incorporando el Paseo a su itinerario)".

Reunidos con tal fin tras la Semana Santa de 1923, el 29 de mayo el grupo formado por individuos de la burguesía local lo haría nuevamente en la Academia de San Ignacio de Loyola, en la que aprobaron el obligado Reglamento fundacional; refrendado por el obispo Martínez Noval y, a efectos de la Ley de Asociaciones vigente, por el gobernador Civil. Bajo la presidencia del Doctor Eduardo Pérez Cano, primer hermano mayor, la entidad devocional radicada en la parroquia de san Pedro inicia una segunda andadura que, con las vicisitudes propias de una década convulsa en lo político y social, ha llegado a nuestros días conservando el marchamo de Procesión Oficial. Sin embargo no siempre fue así.

Su antigüedad es incierta, aunque posiblemente su presencia en la calle comenzó tras el Trienio Liberal (1820-1823). Hasta ahora no se ha encontrado (al menos no sabemos de su publicación) el documento preciso en los anales del templo o en los Archivos Histórico y Municipal. Presumo que tampoco en el Catedralicio, ya que sus responsables lo habrían dado a conocer. En cualquier caso, el Santo Sepulcro (o "simulacro del Entierro de Cristo") era un modelo atípico en el ámbito de la religiosidad popular almeriense, carente de una cofradía que lo sustentase. Una triple incógnita sigue, además, sin despejarse: la composición del cortejo del viernes Santo, imágenes que componían el conjunto iconográfico y autoría de las mismas. Sí que debió estar sometida a la disciplina del cura párroco; organizada por una corporación integrada por la élite dirigente y patrocinada por el Ayuntamiento desde la década de los años 40 del siglo XIX, tal y como demostré tiempo atrás en la prensa local. Valga de nuevo su "partida de nacimiento Municipal", expresada en el pleno de 2 de abril de 1844, siendo alcalde Joaquín Vílches, apellido a quien determinados autores le adjudican el control de la misma. En el acta podían haberlo citado pero no lo hicieron:

Penetrado el Ayuntamiento de que disueltas las Corporaciones que en los últimos años tomaban la iniciativa y subvenían a los costos para la procesión del Entierro de Cristo, o sea, Santo Sepulcro, que se celebra en la tarde del viernes Santo, se tocan inconvenientes para que la haya este año; e interesado eficacísimo en cuanto pueda contribuir a la pompa y magnificencia del Culto y actos propios de nuestra santa Religión, acordó por unanimidad hacerse cargo de la citada procesión, sufragando sus gastos del peculio particular de los Señores Concejales (…) Convidándose para dicho acto religioso la asistencia de todas las Autoridades, corporaciones y particulares; y para que nade falte a su grandeza (…) se comisionó a los Sres. Regidores Olmo, Martínez y Torres.

En lo sucesivo esos gastos se endosaban al presupuesto municipal: flores, anderos y cera. La cera sobrante solían regalarla a la hermandad del Santísimo Sacramento y Virgen de los Dolores cuando La Soledad se le sumó en la calle en 1876. La música, otro elemento destacado de la procesión, es atendida casi ininterrumpidamente por la banda municipal desde su creación en 1851. Por último cabe aclarar que su salida de san Pedro la alternaba con Santiago; incluso el plenario de 30-IV-1859 aconsejó -dadas "las dificultades que todos los años se presentan por parte de los Señores Curas de cuyas iglesias sale la procesión"- que en lo sucesivo lo hiciese desde la Catedral. Ni obispo ni canónigos atendieron la petición.

En boletines de la hermandad y otros soportes se ha repetido que la familia Vílches era la propietaria de la urna funeraria y la encargada de su salida procesional. Aluden a unos documentos en el archivo ducal de Medinaceli, del Provincial de Jaén y del Histórico de Almería. Obviados los dos primeros, debo señalar que consultados prestigiosos historiadores en el campo de las mentalidades no les consta tal vínculo. Yo mismo ha revisado protocolos notariales de distintos años. En la investigación histórica se valora el rigor y no la ambigüedad del corta y pega. Si muestran la referencia precisa no duraré en felicitarlos. Mientras tanto es como el que tiene un tío en Graná…

El primero de la saga, Juan de Vílches Calvente, de la Compañía de Guardias Viejas de Castilla, llego a Almería (citado por José Luis Rull) en 1529 y no en el siglo XVII. El Diccionario Biográfico del IEA recoge las semblanzas (elaboradas por E. García Campra) de los dos más destacados política y socialmente, padre e hijo: Joaquín y Felipe Vílches. Éste construyó a sus expensas una de las torres de san Pedro, de la que era vecino.

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