Los agricultores almerienses sufren con demasiada frecuencia robos de sus cultivos y materiales de todo tipo que emplean para la producción en sus explotaciones. Y cansados del goteo incesante de sustracciones, con los correspondientes destrozos en sus fincas, están recurriendo a todo tipo de medidas para prevenir los hurtos que se suelen cometer en franjas horarias críticas en las que no hay trabajadores en los invernaderos como el mediodía y la noche. Han contratado más alarmas, seguridad privada y videovigilancia, además pólizas de seguros a pesar de las limitaciones que presentan en este sector, y en determinadas barriadas de la capital, como el Paraje Guillén y Llano de La Molina en La Cañada no tuvieron más remedio que organizar patrullas ciudadanas. 

Uno de las últimos recursos para actuar contra la delincuencia en las zonas agrarias es la colocación de dispositivos GPS en materiales de cierto valor como maquinaria y motores, un instrumento que hace unos años ya aplicaban los apicultores con las colmenas. El responsable de un cultivo bajo plástico almeriense protagonizó en la noche del lunes un episodio con final feliz de recuperación del producto robado precisamente con la ayuda de un localizador GPS. En los últimos meses venía siendo víctima recurrente de todo tipo de incursiones en las que le desvalijaron materiales que podrían tener un coste aproximado de 50.000 euros y optó por recurrir a la tecnología para plantarle cara a los ladrones. 

La explotación de grandes dimensiones se encuentra situada en la zona de El 21, casi en el límite del término municipal de Almería a pocos kilómetros de Níjar, por lo que el propietario alertó a una patrulla de Policía Nacional en labores de seguridad ciudadana por la zona. Desde la Comisaría Provincial de Almería recuerdan que están realizando batidas en las zonas más conflictivas con el objetivo de disuadir a los grupos dedicados al robo de explotaciones agrarias y en lo que va de año ya se han practicado algunas detenciones en la capital. Cuando llegaron los agentes de la radio patrulla a la finca se inició la persecución de los que habían sustraído un volumen importante de cobre siguiendo las coordenadas del GPS. 

Campo a través entre cortijos e invernaderos, bajo la luz de la luna y en dirección a Retamar, siguieron las indicaciones hasta que dieron con el material que los delincuentes habían dejado cuando les pisaban los talones. No se pudieron efectuar detenciones porque se dieron a la fuga, pero el propietario, que ya había presentado una denuncia a principios de mes por otro robo similar, consiguió recuperar lo último que le habían sustraído esa noche. En las chatarrerías se compra el cobre haciendo la vista gorda al origen dudoso del material y se llega a pagar hasta 4 y 5 euros por cada kilo, un precio que se ha incrementado por la demanda del producto, y lo seguirá haciendo por la situación geopolítica actual, lo que lo hace más atractivo para el delincuente de perfil bajo. 

COAG pide más seguridad en las zonas agrarias

La Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas (COAG) alertaba al inicio de la campaña del incremento de robos en invernaderos y explotaciones de la provincia y reclamaron un refuerzo de los agentes destinados a la seguridad en las zonas agrícolas y en la mejora de su capacidad de respuesta cuando son requeridos por los propietarios ante el incremento de alertas. El secretario general de COAG en Almería, Andrés Góngora, asegura que lo que más se está robando es maquinaria de riego y aplicación de fitosanitarios, además del cobre que se emplea en los automatismos de las fincas. Góngora explica que las alarmas en este tipo de explotaciones de grandes dimensiones no suelen dar buenos resultados y se suelen instalar en las casetas de riego.

Andrés Góngora, secretario general de COAG en Almería

En los almacenes su aplicación es mejor, al igual que ocurre con los seguros que no suelen cubrir pérdidas en invernaderos de plástico. Entre las zonas más afectadas en los últimos meses, el responsable de COAG sitúa la zona de San Isidro, El Viso, El 21, El Nazareno y La Cañada. En el Poniente también se alternan meses de mayor conflictividad en distintas ubicaciones entre Adra y La Mojonera. La organización relata que en las incursiones nocturnas se sustrae material agrícola y enseres propios de la actividad, por lo que también hacen un llamamiento al propio sector para que extremen las precauciones en la adquisición de productos de segunda mano asegurando su procedencia adecuadamente y dando la voz de alarma ante cualquier sospecha de que podría tratarse de material robado.