Soy aficionado a los toros, y me gusta que ahí las cosas se ganen a pulso y estando en el sitio para que el toro no los coja.

Siempre he defendido, y defenderé, la vida, la vitalidad y las ganas de prosperar. Y además aplicado desde la humilde planta que nace entre adoquines a la que despliega una preciosa flor en un secarral. Quizás por eso soy muy de los self made man, en plan líder pero no de llaneros solitarios.

Por lo tanto, puede darse el caso de que un humilde pueblo de antaño, pero pudiente hogaño y con ganas de ir a más, pretenda ser la capitalidad bien de iure, bien de facto. Y con paciencia y aplicando que se adelanta más con la capa que con la espada, podría conseguirlo.

Así que como la capitalidad es algo parecido a una herencia, lo menos que se puede hacer es aumentarla. Me da pena, pero Almería capital muchas veces se me antoja el pueblo 103, con sus habitantes disfrutando de una eterna siesta. Carente de ciudadanos que empujen.

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