Provincia

Baño de multitudes y de roscos

  • San Sebastián y San Ildefonso procesionaron ayer ante los vítores del gentío

  • Una lluvia de roscos inundó el cielo, cumpliendo con un ritual que se pierde en el tiempo

Misa, mesa y música. Estos son los pilares sobre los que se apoya cualquier festejo con independencia de sus registros poblacionales. Olula del Río, localidad de tradiciones y algo más de 6.200 vecinos, cumplió con estas tres obligaciones y de forma muy sobrada. Aprobó y con una nota muy alta en el examen anual que le somete sus propios festejos.

Las condiciones climatológicas respetaron y no llovió ayer sobre la capital cultural del Alto Almanzora. Pero los cebolleros -su gentilicio más popular- se mojaron echándose a la calle en un gran número de asistentes para participar del programa festivo desde la primera hasta la última de sus actividades.

Sus dos Santos, San Sebastián y San Ildefonso, recibieron todo un baño de multitudes con la fe, admiración y lealtad que le procesan los olulenses. La primera convocatoria se produjo bien pronto. A las 11:00 horas, la solemne misa en la Iglesia de La Asunción abrió la festividad. El oficio religioso, impartido por el párroco José Antonio Díaz Alonso, reunió a un gran número de devotos y pulsó el alto grado de fidelidad de los olulenses.

La salida de los dos Santos de la Iglesia Vieja elevó el fervor popular. Los patrones procesionaron a partir de las 12:30 horas por las calles del municipio, desde la Iglesia de la Asunción hasta la Iglesia de San Sebastián, ante los vítores del gentío. Una lluvia de roscos, de todo tipo de tamaños y lanzados desde las balconadas habituales por parte de las Penas San Sebastián y San Ildefonso, inundó el cielo de panes.

El ritual completó una estampa tan singular como costumbrista, que sirve de ejemplo de los usos y tradiciones de este municipio. Estos roscos se hacen ex proceso para esta ocasión. La costumbre dicta que se han de lanzar a los Santos a su paso como una promesa. Los reunidos intentan cogerlos en el aire y se los guardan en la cintura o atados a una cuerda u otra herramienta.

Según Gabi Lloret, historiador local, los antecedentes de estas fiestas se pierden en el tiempo. "No hay fecha exacta conocida ni nada por el estilo que pueda tomarse como realmente el inicio de la fiesta. Ahora bien, el cronista musulmán Iba Al-Jatib, dejó escrito:"…y en los lugares del Almanzora y sus sierras celebran por el solsticio de invierno una ancestral fiesta, es cuando se despojan de lo viejo y purifican sus almas y sus casas, prenden hogueras, disparan arcabuces e iluminan la noche con estelas luminosas y brillantes…". De hecho, asegura que "esta es la única referencia a la fiesta que se conoce y data del Siglo XII-XIII". Así lo refiere este historiador en un trabajo de investigación titulado: "San Sebastián, San Ildefonso, Roscos y carretillas", inserto en el blog Crónicas de Olula.

Poniendo por testigo los Libros Sacramentales datados desde 1.492 y "que se conservan en muy buen estado en el Archivo Parroquial", el historiador Lloret llega a asegurar que San Sebastián "no siempre fue el patrón de la Iglesia de Olula del Río, ya que antes lo fue San Amador".

El programa avanzó y sobre las 14:00 horas la concurrencia se citó en el parque San Pablo, donde los organizadores montaron una feria del mediodía a imagen y semejanza de la que funciona en las fiestas de setiembre. Saciaron la sed y hambre con unas migas y dispusieron de la oportunidad de oír al grupo local Deja vu.

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