Bajo Palio

Tarde de Entierro y Dolores

  • El público se echó a la calle para contemplar el recorrido de la Hermandad del Entierro. El paso de palio lució restaurado y con novedades en el cuerpo de capataces.

Representaciones cofrades en esta procesión oficial de la Semana Santa.

Representaciones cofrades en esta procesión oficial de la Semana Santa.

C On el sabor en los labios de los últimos suspiros de la pasión en las calles de Almería, centenares de ciudadanos se citaron en la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol, durante la tarde del Viernes Santo, para ver la salida de la Real e Ilustre Hermandad del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de los dolores.

La propia cofradía también tenía ganas de comenzar su desfile procesional y, por ello, con gran puntualidad se abrieron las puertas del templo por las que comenzaron a discurrir las primeras filas de nazarenos ataviados con túnica, capa, antifaz y cíngulo en color negro. También, el murmullo que había en el lugar fue disminuyendo con la salida de los penitentes del cortejo.

Sonó entonces la campana con la que Manuel Cerejido señala a los portadores del paso de Cristo que es el momento de iniciar el movimiento de salida y, mientras se escuchaba música de capilla, el trono cruzó el dintel con la imagen titular de la Hermandad. Este lució adornado por rosas rojas.

Comenzaban así los primeros momentos de esta Hermandad en la calle, aunque todavía sería necesario esperar unos minutos más para ver al paso de palio de Nuestra Señora de los Dolores, que continuaba en el interior de San Pedro en el único paso de palio de cajón que se puede ver en las procesiones de Semana Santa de la capital almeriense. Además, iba adornado por rosas blancas y flores silvestres.

Los ciriales que preceden al palio cruzaron la puerta y Jorge Natal, que se estrenaba en el martillo de la titular mariana de la primera hermandad del Viernes Santo que hacía estación de penitencia, comenzó a dirigir a su cuadrilla de costaleros. Bajo las trabajaderas se encontraban tanto hombres como mujeres, debido a que se mantiene la cuadrilla mixta en la Hermandad del Entierro.

Así pues, sin que en el cuerpo de capataces se notasen los nervios del primer día, Nuestra Señora de los Dolores inició el movimiento de revirá que la ponía en dirección de la Catedral de la Encarnación a la vez que la Banda de Música Municipal de Almería tocaba las primeras notas del Himno Nacional antes de comenzar a tocar marchas de corte "serio" que se ajustaban con el silencio que caracterizaba al día.

Eran las 18:30 horas y la Hermandad del Santo Entierro había salido al completo y en la gente se notaba esa sensación de querer aprovechar cada instante del paso de los nazarenos, portadores y costaleros, conscientes de que el final de la Semana Santa, para la que los cofrades pasan todo un año esperando, estaba cerca.

Además del estreno de capataz, el paso de palio paseó por el itinerario remodelado, siendo esta la principal novedad en el entierro durante el Viernes Santo.

La corporación cruzó varias calles y llegó a la calle Jovellanos, donde estaban esperando los saeteros de la Peña Flamenca "El Morato", quienes también se despedían con sus interpretaciones en esta cofradía, además de hacerlo horas después con la Caridad y la Soledad. En ese punto se vivieron momentos de emoción y sentimiento, como cada vez que esas plegarias cantadas comienzan a sonar en la ciudad de Almería.

Ambos pasos llegaron entonces a la Plaza de la Catedral, cuando se había cumplido, aproximadamente, una hora desde que el cortejo dio sus primeros pasos por las aceras. En este lugar, se inició la santa misa y la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Almería se fue incluyendo entre las filas de penitentes al tratarse de la Hermandad Oficial de la Semana Santa de Almería.

El olor a incieso que había levantado expectación en San Pedro volvió a notarse en el aire y la cofradía continuó su rumbo hacia la carrera oficial.

Antes de llegar al Paseo de Almería, con el sol todavía en el cielo almeriense, dio tiempo a ver como cada vez más ciudadanos salían a las calles para ver las procesiones. El Entierro no fue una excepción y, pese a la prontitud a la que iniciaba su desfile, fue visualizado por bastante público.

Ya no había vuelta atrás, los últimos minutos estaban llegando con el auge de la emoción en los hermanos de la Hermandad del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de los Dolores.

Con la seriedad que caracteriza a la misma, sus miembros disfrutaron de sus últimos pasos en la Calle Ricardos. El anochecer había llegado cuando los 60 portadores que había en el trono del sepulcro estaban encarándose para regresar a la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol.

Una vez dentro el titular cristífero, fue llegando con el movimiento del palio la dolorosa del Viernes Santo, que a los sones de las marchas procesionales fue poco a poco envolviendo el ambiente entre el sentimiento de lo que estaba a punto de acabar.

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